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Mostrando entradas de septiembre, 2008

Un pensamiento de David Starr Jordan

Buenos días, amigos y familiares de amigos. Hoy venía pensando que no sabía qué deciros, pues ni siquiera me ha pasado esta semana nada relevante digno de mención. Lo único que me ha llamado la atención en toda la semana es la cantidad de gente que los viernes por la mañana temprano, cuando yo salgo de casa en dirección al cráter de metro-sauna en la Glorieta de Bilbao, está desayunando en la calle, y además desayunan cerveza (y deben de ser todos extranjeros, porque nnno she lesh ennnntiennnndde nada, hablan muy wrawro). La cosa es, volviendo al origen, que después de dos semanas con esta nueva temporada de envíos, no sé cómo seguir. Hasta que esta mañana he leído en Proverbia.net: «La sabiduría consiste en saber cuál es el siguiente paso; la virtud, en llevarlo a cabo» (David Starr Jordan). Según Proverbia.net, este señor es estadounidense, murió en 1931 y es (era, mejor) educador e ictiólogo. Pues el caso es que da que pensar este señor. Porque si saber cuál es el siguiente paso es

Un pensamiento de Jorge Santayana

Buenos días. Mi cantante del metro-sauna, ese señor con voz rasgada y estilo melódico que tanto me gusta, me ha deleitado hoy con una canción de Roy Orbison, un clasicazo de estos que sale en mil pelis pero que no sé cómo se llama. Cabeza la mía. El caso es que escuchar a un hombre así por las mañanas (por su voz, por su repertorio y por lo que significa estar ganándose la vida micrófono en mano en los pasillos de metro-sauna) me hace sentirme más humano. Así que la frase que esta mañana me ha proporcionado Proverbia.net me viene al pelo: «Los amigos son esa parte de la raza humana con la que uno puede ser humano» (Jorge Santayana). Jorge Santayana es un filósofo, poeta y novelista estadounidense de origen español. Y no sé si estar muy de acuerdo con él. Porque, veamos, si resulta que uno sólo es humano con los amigos, el cantante de metro-sauna es mi amigo porque me hace sentirme humano. Hombre, quizá lo que ocurre es que debo revisar a la ampliación mi concepto de la amistad, pero no

Un piropo

Esta mañana una compañera de trabajo, canaria, por más señas, me ha enviado unas fotos de las obras de su casa, en las que aparece con las manos llenas de cemento, en plena faena. Un comentario amable por mi parte ha merecido semejante respuesta, que cuelgo con orgullo ególatra: «Qué bien se siente la lengua con alguien que la acaricia tanto y tan suavemente como tú. Fíjate, hasta una foto llena de cemento parece hermosa bajo la sombra de tus palabras... miel para los oídos».

Un pensamiento de John Henry Newman

Hoy estoy contento, quizá porque el caballero que estos días se pone a hacer música en el Metro, concretamente en Alonso Martínez, tiene buen oído, canta bien, con una voz rasgada a lo Rod Stewart, aunque más melódico, y tiene buen gusto. Esta mañana, por ejemplo, estaba cantando Donna, una preciosa canción de Cliff Richard que yo me sé en la versión que hicieron Los Lobos. Ir camino del trabajo con una sonrisa, tarareando una canción, recordando momentos felices, de eso se trata. Y esto, no sé cómo ni por qué, me lleva a recomendar hoy un pensamiento de un hombre que, mucho tiempo después de muerto, se ha vuelto inmerso en una estéril pero desestabilizadora polémica. Desestabilizadora para los tontos, claro, que creen necesario justificar su propia condición apuntando a su carro a personajes más ilustres que ellos. Pero, ¿de qué estás hablando? Del pobre John Henry Newman, cardenal de la Iglesia católica, converso del anglicanismo, hombre de probada rectitud y vastísima inteligencia

Un pensamiento de Jonathan Swift

Después de tener aguantar los típicos manidos tópicos de la depresión posvacacional y la vuelta al cole/curro como un sufrimiento, comienza de nuevo este envío periódico. He de confesar que yo no creo que exista tal depresión posvacacional, a no ser que uno sea de los que se deprime por todo lo que no se puede cambiar y que se sabe de antemano: las rosas se marchitan pase lo que pase, y es del género bobo deprimirse por ello, pues a una rosa primorosa sucede otra rosa, quizá con espinas, pero con más belleza si cabe en su incipiente corola. Por otro lado, la vuelta al cole/curro puede molestar y hacer llorar a algunos, sí, lo vemos todos los años en los telediarios (¡estos periodistas!), pero también es lo que hay; mientras no descubramos que la diosa Fortuna nos ha acariciado el paquete, digo el bolsillo, no hay modo de evitar la vuelta al curro. Y no todo es amargo, seguro, en esa vuelta. Además, qué caralho, los sabores amargos, como la tónica o la cerveza, acaban por gustar, por mu