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Mostrando entradas de noviembre, 2009

Un pensamiento de José Hierro

Buenos días, mis queridos amigos, familiares, lectores, ignotos y desconocidos internautas… Han alcanzado mis oídos rumorosos ecos que susurran sugerentes la invitación al verso por encima de la conserva en salmuera de pensamientos egregios. Antes de ofenderme sobremanera por tamaña desvergüenza, provocada por la cercanía no kilométrica de quienes osan insinuarme qué debo decir, voy a remitirme al profundo y por ende sencillo pensamiento de un hombre de bien, egregio poeta, a quien ya he alabado públicamente en varias ocasiones, por poeta, por comprensible, por original y por cántabro. Me refiero, naturalmente, a José Hierro , que nos da una opinión difícilmente rebatible, al menos desde (y bajo, y sobre, y junto a, y cerca de, y por, y…) mi punto de vista: «La poesía se escribe cuando ella quiere» (José Hierro). Esta afirmación no puede ser menos que veraz. Pero, ¿es que la poesía es un ser vivo, con voluntad de existir o no existir? Pues, de alguna manera, sí. Porque para que haya po

Un pensamiento de Albert Einstein

Bueddos días, queguidos abbigos. Do zé buy bied bbodqué, peddo esta madnada bbe he levadtado cod uda ligeda obstducciód dasal. No paro de sonarme y no doy abasto con los pañuelitos de tisú, vulgo clínex. La ventaja que tenéis es que difícilmente os pueda contagiar la lectura de un blog o de un correo electrónico. Otra cosa es quien desee utilizar mi teclado. En realidad la cosa no es tan grave como la pinto, y estoy casi bien. Al menos eso pensaba hasta que me he mirado esta mañana en el espejo del baño, antes de la ducha, y me he encontrado de frente nada menos que con Oskar Homolka (si no sabéis quién es, es que no habéis visto nunca Ninotchka). «¡Dios mío –he pensado para mis adentros más íntimos de mi propio ser interior–, cómo es posible que se te hayan subido las cejas a media frente!». Tengo que ponerle remedio ya. Y tiene que ser precisamente ahora, que me acabo de enterar de que en menos de dos semanas voy a conocer (y a fotografiarme, ya lo veréis) con la musa de los corazo

Un pensamiento de Leonardo Da Vinci

Buenos días, queridos amigos. Ni el despertador ni el calefactor ni el calentador ni la cafetera ni la tostadora ni el quiosquero ni el metro ni mi ciego me han tratado mal esta mañana, antes al contrario: todos han hecho su trabajo con eficacia para dejarme en mi lugar de trabajo presto a entregarme a la tarea de entreteneros durante un rato. Y puesto que todo ha ido bien, me vais a permitir que no tome hoy la frase-cita al azar (al azahar, como decía con jocundidad un hermano mío), sino que la seleccione de entre las que propone para esta misma semana la sublime Agenda San Pablo 2009 (ya está a la venta el imprescindible volumen para el 2010). Esto es lo que nos propone hoy, pasado por la «criba voluntatis mea» (seguro que el latín está mal, ya habrá quien me lo corrija) nada menos que don Leonardo: «La naturaleza benigna provee de manera que en cualquier parte halles algo que aprender» (Leonardo Da Vinci). Creo sinceramente que don Leonardo, no podía ser de otra manera, tiene toda l

Un pensamiento de Jean Jacques Rousseau

Buenos días, queridos amigos. Me piden que sea optimista, alegre, desenfadado, después de una larga temporada, como atestiguaron varios de mis lectores, de pesimismo y descarga de dolencias anímicas, psíquicas y físicas. Y mi predisposición a obedecer a tal sugerencia era grande, pues no me lo dijeron de manera perentoria ni impositora, sino como petición o imprecación anhelante. Y comenzó la semana bien, aportando noticias gratificantes y situaciones agradables. Pero nada es perfecto. Y llegó de nuevo una afección que, si bien no me ha cortado el pesimismo, me tiene a la vez dolorido y envarado, rígido no tanto en lo moral o en lo intelectual, que eso siempre ha sido así, sino principalmente en lo corporal. Así que no prometo nada. Aunque la frase seleccionada (tomada de la excepcional Agenda San Pablo, día 7 de noviembre de 2009), invita a la felicidad, no estoy demasiado inspirado, lo siento. «La clase de felicidad que necesito es menos hacer lo que quiero que no hacer lo que no qui