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Mostrando entradas de febrero, 2010

Un pensamiento de Esquilo

Hola, corazones. Como veis, sigo fiel al saludo, provocado por el positivo influjo de la Igartiburu en mi memoria. Y como no tengo aún presentación a la vista con personaje mediático nuevo, pues así sigo. Espero no aburrir ni empalagar demasiado. Y si a alguno le molesta y se me pone «cobra», le contestaré así: «No te pongas así, corazón…», pronunciado avec douceur . Como esta semana no tengo muchas cosas originales que contar acerca de mi sublime y excelsa persona, aparte de que he retomado la vida cultural (¡qué maravilla, la ópera!) y de que, como todo el mundo, empiezo a estar hasta la coronilla de esta lluvia, de este frío, de este invierno tan invierno, que parece de antes de que cambiara el clima… Me perdí. Como esta semana no tengo mucho que contar, pasaré directamente a la frase-cita, que me la proporciona nuevamente el envío diario de Proverbia.net . En esta ocasión nos vamos al mundo clásico para apreciar o contradecir la sabiduría abscondita en sus entrelíneas. Veamos: «No

Un pensamiento de Sir Lawrence Olivier

Hola, corazones. Podrán atacarnos, pero no vencernos; podrán invadirnos, pero no conquistarnos; podrán infiltrarse en nuestras filas, pero no destruirnos; podrán minar nuestras defensas, pero no inutilizarlas; podrán menguar nuestras reservas, pero no agotarlas; podrán coartar nuestra movilidad y nuestras funciones vitales, pero no lograrán destruir nuestra fortaleza. Con este párrafo, de inspiración claramente paulina (de san Pablo , no de los paulinos), comienzo mi reflexión matinal de hoy entre toses y mucosidades, rodeado o invadido de virus, pero no vencido, al menos en lo que a mi voluntad se refiere. Otra cosa es lo que mi voz responde, pues no logra elevarse más allá del comúnmente llamado «fa de vaca», esa profunda nota similar al más musical de los mugidos proferidos en los cántabros seles (diccionario, amigos, diccionario). No sé si estaré repuesto el domingo para cantar el Salmo, que me toca («En la tribulación estás conmigo, Señor»). Igual sueno más doliente, más «cuaresma

Un pensamiento de Everhardus Johannes Potgieter

Hoy se me han quedado las manos congeladas esperando el autobús mientras leía la prensa aterida (con las noticias que trae, no es de extrañar que esté tan congelada como el caldo de verduras en La Sirena). Poco antes, cuando abría la puerta de casa y una liebre ártica me pedía cobijo en mi cálido y acogedor hogar a 15º, y mientras comprobaba el estado de rigidez de mis camisas en el tendedero, en el patio, ya mi nariz comenzaba a generar estalactitas (esas son las de arriba hacia abajo, ¿verdad?, siempre me he hecho un lío y no tengo ganas de consultar en la Wikipedia). Estando, pues así, parado por congelación, detenido por el descenso térmico, inmovilizado salvo por esta constante tiritona (¿se me nota bien lo exagerado que soy?), me ha parecido muy oportuna la frase-cita que me ha enviado esta misma mañana mi proveedor habitual, Proverbia.net. Ahí va: «Sólo la renovación puede mantener, el que se queda parado, se retrasa» (Everhardus Johannes Potgieter). Al parecer, según Proverbia.

Un pensamiento de la reina Cristina de Suecia

Hola, corazones. Entre la congestión (vial y nasal, que ambas parecen reproducirse por esporas) y el hecho de que ahora, los viernes, todos mis compañeros entran a las ocho de la mañana y no estoy solo mi medio minuto para escribir estos ladrillos míos con un poco de tranquilidad, estoy más p’acá que p'allá, más como así que como asá, y eso. Pero hemos de seguir adelante, con la frente elevada y la mirada puesta en el horizonte, porque, con Churchill y con tantos otros a lo largo del tiempo, we shall never surrender (nunca tendremos sensurround). He encontrado una frase-cita muy simpática de una mujer de la que hemos sabido poco, y lo que hemos sabido ha sido a través de la maravillosa pero anticuada película protagonizada por Greta Garbo. Exacto, sí. Hoy vamos a destripar un pensamiento de la reina Cristina de Suecia (si estaré torpe hoy, que cada vez que escribo Suecia me sale Suevia). «Si el hombre procurase ser tan bueno como procura parecerlo, conseguiría su objetivo» (Cristi