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Mostrando entradas de abril, 2012

Un pensamiento de Gregorio Marañón

Hola, corazones. Uno de mis personajes favoritos de los dibujos animados ha sido siempre Gorm , un simpático y alegre guerrero vikingo de la serie de dibujos animados Vickie el Vikingo , ese creativo e imaginativo niño que necesitaba rascarse la nariz metódicamente para discurrir la solución a todos los males, muchos de los cuales procedían de los errores de su padre, el jefe Halvar de Flake (mi gran tocayo). Me he acordado hoy de él, pero no (aunque también) porque acaben de solucionarse todos los errores provocados por mi parte Halvar gracias a la inteligente intervención de mi parte Vickie . El simpático Gorm tenía dos frases. Una decía «Estoy entusiasma-do» cada poco; la otra la repetía incansable cada vez que tropezaba y caía al suelo (varias veces en cada capítulo): «¡Qué caída más ton-ta». Pero a continuación se levantaba y seguía corriendo hacia delante, fijos los ojos en su objetivo. Eso es lo que me ha gustado siempre de él. ¿Qué tendrá todo esto que ver con la frase-c

Un pensamiento de John Churton Collins

Hola, corazones. Después de los acontecimientos de la semana pasada, podría haberme felicitado a mí mismo con la ayuda de Paul McCartney diciéndome que «En la vida real, el que no se rinde es un valiente». Pero no es mi estilo felicitarme sin darme a continuación un buen collejón por detrás para no quedarme demasiado tiempo enmimismado como un narcisista atolondrado. También podría haberme apuntado al carro de Nietzsche y decir que, puesto que «la felicidad quiere eternidad», desearía que los momentos de magia que he disfrutado esta semana se dilataran a perpetuidad. Pero tampoco es este mi estilo, pues habría estado demasiado tiempo sonriendo como un fumeta jijijajajero y creo sinceramente que el estado de felicidad se saborea más precisamente gracias al contraste. Y como en realidad tengo ganas de dedicarme también hoy la frase-cita (qué raro, si nunca se dice a sí mismo las cosas), en lugar de comentar las dos que acabo de mencionar y que aparecen en la excelsa Agenda San Pablo 20

Un pensamiento de Victor Hugo

Hola, corazones. Decía mi horóscopo ayer mismo que «resulta muy difícil dar las atribuciones de esta influencia, porque se producen deformaciones que exageran su significado y desvirtúan el pronóstico real». Una bonita forma de decir que no tienen ni idea de qué decir. Casi como me pasa a mí mismo: no tengo ni idea de qué decir. No porque me haya quedado en blanco, no, sino porque estoy en uno de esos momentos mágicos y misteriosos, luminosos y opacos, en los que imperan la incertidumbre y el vértigo. Poco a poco aclararé conceptos, ideas, situaciones, circunstancias… Pero ahora mismo, desde luego, estoy que no me hallo y no sé por dónde me viene el aire, y vivo como la Santa pero sin santidad aparte de la que me proporciona el apellido. Vamos con la frase-cita, cuyo comentario ha de ser hoy brevísimo, pues esta mañana mi despertador ha decidido declararse en huelga de sonido. «El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para

¡Ya está aquí mi hijito!

¡Ya está aquí! He venido anunciándolo más o menos (más bien menos) veladamente, pero por fin ha llegado. No puedo evitar mi satisfacción y mi alegría, mi orgullo y mi puntito de vergüenza por la osadía de meterme en semejante berenjenal. ¿Por qué digo esto? Por que Momentos de sabiduría , que así se llama mi chiquitín, es un libro de autoayuda, mejor dicho, de consejos de autoayuda. Surgen, pues, varias preguntas. ¿No soy yo quien se ha reído muchas veces de la autoayuda como género, no soy yo aquel a quien los consejos e historias de autoayuda le parecen enormes y valientes cursiladas y lugares comunes? Sí, soy yo. Y –sigo preguntando– ¿quién soy yo para dar lecciones y consejos a nadie? Consejos vendo y para mí no tengo, podrían decirme. ¿No soy yo quien se rebela airado cuando le dicen cualquier cosa que empiece con un «lo que tienes que hacer es...»? Sí, soy yo. Es decir, que sigo sin saber quién soy yo para andar dando consejos a nadie. Esto me hace sentirme humilde, avergonzado,

Momentos de sabiduría