Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2012

Un pensamiento de Thomas Carlyle

Hola, corazones   Esta semana he vuelto a ver a un amigo muy querido al que por circunstancias, aun viviendo en la misma ciudad, no veía desde hacía alrededor de un año. Y me he dado cuenta al verle de lo mucho que lo envidio. Es bueno y amable, educado y atento, trabajador y responsable, está casado con una de las mujeres más bellas, inteligentes y elegantes que conozco, está contento con su trabajo, siempre que puede se rodea de sus amigos de sus familiares… Yo lo envidio por su sonrisa. Por su capacidad de sonreír ante todo y en cualquier situación, sin que nunca esa sonrisa parezca fuera de lugar, insincera, desafortunada o ajena a las circunstancias. Su sonrisa, además, es contagiosa y acogedora: cuando te sonríen así estás a gusto y te dan ganas de sonreír a ti también. Se lo dije: me gusta verte porque siempre tienes una sonrisa que ofrecer a quien está contigo.   Luego lo he pensado. Si todos fuéramos más risueños, si intentáramos sonreír más a menudo (confesémoslo, m

Un pensamiento de Robert Browning

Hola, corazones   La semana pasada, concretamente el viernes por la noche, estuve en un concierto. No es algo muy habitual, pues no tengo demasiadas ocasiones de sentarme en una butaca de auditorio ante una orquesta, y no soy demasiado amigo de las multitudes enfervorizadas pugnando por una camiseta sudada de su superestrella o coreando baboseantes canciones mechero encendido en mano. Pero estuve en un concierto. Y me gustó mucho. Quizá por la novedad. La música sonó espléndidamente, debido tanto a la calidad de los intérpretes y de sus instrumentos musicales como al buen hacer de los técnicos de la sala. Las voces (solista y coros), salvo una canción, ya en la parte final, cuando el cansancio se ha adueñado de los cuerpos, estaban afinadas y timbradas, y sonaban nítidas, rotundas, plenas. Las canciones eran magníficas, pegadizas, positivas, divertidas (me quedo siempre con el «Estoy bien, ayer estaba mal y hoy estoy bien, no sé lo que ha pasado, pero hoy me he levantado y esto

Un pensamiento de Gandhi

Hola, corazones Hoy celebramos el Día internacional de la tolerancia . ¡Qué semana más indicada para recordarlo! Tolerancia. ¿Griterío o alboroto rancio? ¡No! Tolerancia. Atengámonos a la RAE , esa sabia señora tan vituperada: «Respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias». Un respeto que, en la mayor parte de las ocasiones, quien lo practica lo hace, no obstante, con cierta displicencia, como diciendo «que sepas que aunque te digo que te respeto no me gusta nada lo que haces, piensas y crees, porque lo que yo hago, pienso y creo es de rango infinitamente más elevado».  Evidentemente, siempre es mejor una actitud de tolerancia que una actitud impositiva, que pretende imponer por el grito, la amenaza, la coacción e incluso la violencia una actitud, un modo de pensar o de actuar diferente. Puedo estar en lo cierto o estar equivocado, pero si quien piensa que estoy equivocado trata de hacérmelo ver insultándome, amenazándome,

Un pensamiento de Heinrich Böll

Hola, corazones Dos grandes sensaciones me han quedado después de mi viaje relámpago (menos de una vida para conocer semejante ciudad es muy poco tiempo) a Roma, la Ciudad Eterna (¡y por muchos años!). En primer lugar, lo que no me había sucedido con otras ciudades europeas que sin embargo me han parecido bellísimas (Londres, Amsterdam, Oporto, Colonia…), me sucedió en Roma casi desde que llegué, y se acrecentó según me iba aproximando al avión de regreso a la Spagna. Tengo que volver, es algo que me repite insistente un yo íntimo de mis recónditos adentros que diríase reencarnación de algún patricio de época paleocristiana, preconstantiniana. La otra sensación de la que hablo, y que me ronda siempre que alguien se dirige a mí en algo distinto al español pronunciado con serena claridad, es que soy lo má negado del mundo para los idiomas. No es que no sea capaz de aprenderlos, no, sino que mi torpe cerebro se bloquea cuando mis exquisitos oídos oyen algo que de primeras no recon