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Mostrando entradas de marzo, 2013

En el huerto

Ciega hoy mi ser la noche turbulenta y clama el silencio. Esta incertidumbre, la ausencia de luces, mi sorda quejumbre, a mi espalda cargan una cruz sangrienta.   ¿Estás? ¿Eres, al menos? Mi alma se enfrenta al fin y al destino: la muerte, y herrumbre grabada en el cuerpo; la vida: la cumbre de gloria y de cielo que el dolor ahuyenta.   No me des, oh Padre, tan amargo trago, no me dejes solo, sin saber siquiera si estarás conmigo. Este día aciago,   ¿cómo acabaría si entender pudiera que tu amor eterno vencerá al estrago de la muerte oscura? Ya pronto me espera...   Termine en tu nombre, oh Dios, mi pesadumbre y hágase tu voluntad, que me alimenta.

Domingo de Ramos

–Algo has de estrenar hoy: si no, ¡te quedas sin manos!   –A comprar presto me voy, que manco no quiero ser.   –Manco seré si no doy a quienes son mis hermanos todo aquello que yo soy, que es lo que puedo ofrecer.  

Un pensamiento de Homero

Carissimi Mi amiga Citadelle Léger me ha dicho que, si bien se alegra porque he cambiado por fin mi saludo anterior (¿recordáis el igartiburesco ¡Hola, corazones!?), que no le ustaba nada, no cree que este latinizado saludo actual deba durar demasiado, pues le resulta anticuado donde los haya. Haréte caso un día de estos, y mi saludo será grácil y ligero como gustas. Ha vuelto la primavera. Una siempre bella Goya Toledo lo anuncia con unas amiguitas suyas en la televisión. Ha vuelto la Semana Santa. Varias son las cadenas que lo anuncian en su programación, y eso que con el cónclave y la elección del papa Francisco ya nos habían caído algunos clásicos, como Las sandalias del pescador . Han vuelto las gitanas a vender mimosas en sus puestos, y han vuelto (no lo he visto, me lo han contado) las mismas mimosas a iluminar de fragante amarillo la calle Arturo Soria .  La vida es cíclica: de lunes a domingo, de enero a diciembre, de invierno a primavera… Y esta observación, senci

Un pensamiento de... ¡ay, no!... ¡HABEMUS PAPAM!

Carissimi   ¡Silla ocupada!   Buenos Aires tiene que traer a la Iglesia un hombre que une en su nombre la lucha contra el dragón y la bendición materna, que procede de la Familia de Ignacio y adopta como papa el nombre de san Francisco, el hermano de la Pobreza y del Sol. ¡Y qué panzada de llorar que me di el miércoles por la tarde, en cuanto supe que había salido el humo blanco como la nieve! Llorar no es malo, ni reconocer haberlo hecho tampoco. Además, nadie me vio, porque estaba solo en casa, delante de la tele y del ordenador, con el mando en una mano y el dedo sobre el recuadro del portátil desde el que se maneja el cursor, cambiando una y otra vez de canal y de medio, para enterarme de todo y escuchar y leer el menor número posible de tonterías. Qué gusto ver la plaza del Vaticano repleta, rebosante de personas expectantes y exultantes a un tiempo. Más gusto, creo, desde que soy capaz de decirme a mí mismo: « has estado ahí, sabes cómo es la plaza, no te engaña lo qu

Un pensamiento de Jean Baptiste Say

Carissimi   Tengo una silla vacía. Y hay un grupo de gente que ha decidido que en mi silla vacía se tiene que sentar una persona de determinadas características físicas, con determinadas cualidades morales y de determinada edad; otro grupo dice que quien tiene que sentarse en mi silla es una persona que provenga de determinadas experiencias, que haya vivido de determinada manera y entienda las cosas desde determinado prisma; otros más van y dicen que quien se vaya a sentar en mi silla deberá hacer determinadas cosas, y no otras, porque ellos así lo han decidido. Pero hay varias cosas que no tienen en cuenta: que no son ellos quienes deciden quién se va a sentar en mi silla; que puede que consideren que el que se va a sentar en mi silla es de determinada manera y lo rechacen, y luego se tengan que dar un punto en la boca (el quebrantahuesos lo llamaban, y mira cuánto se equivocaron…); que mi silla sigue estando vacía... ¿No convendría que se callaran un poco, o que esperaran a v

Un pensamiento de Pablo Pineda

Carissimi   Tengo una silla vacía en casa. Pero no voy a hablar de eso. Hay tiempo. Y si no lo hay, mejor. Señal de que la silla se ha ocupado de nuevo. Hoy voy a hablar de algo que sucedió en Madrid el miércoles, es decir, anteayer.   Se presentaba en el salón de actos de Comillas , en el edificio de ICAI , un libro de la Editorial San Pablo : El reto de aprender , de Pablo Pineda . Un fuera de serie que logra todo lo que se propone y encima lo hace bien y con el reconocimiento entre admirativo y boquiabierto de todos. Con una mesa presidencial de lujo: además de Pablo , estaban Ana García-Mina , vicerrectora de Comillas , Soledad Herreros , presidenta de la Fundación Prodis , Alberto Andreu , un alto mando de Telefónica (¿qué pinta la Telefónica en esto? Mucho, cuando aparte de vender teléfonos y dar línea pone dinero, tiempo, esfuerzo y personal para muchos proyectos sociales, educativos y laborales con personas con discapacidad, por ejemplo), y Vicente del Bosque , s