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Mostrando entradas de noviembre, 2011

Morir nos sienta fatal

Morir nos sienta fatal es el título de la de momento última obra de la periodista Mª Ángeles López Romero . Un libro que aborda desde diversas perspectivas un tema difícil del que siempre parecemos huir, o en palabras de la López , que eludimos «convencidos de que si no la nombramos conjuramos su presencia». Aunque no he leído el libro, y quizá tarde en leerlo, ya que no es este momento de mi vida el más adecuado para entrar en el tema, estoy convencido, mejor, sé fehacientemente que es un libro muy interesante, muy enriquecedor. No puede ser de otra manera. Ayer presentamos el libro. Y vino Belén Rueda , bellísima, pacientísima, exquisita. Todos los humanos somos iguales, y cuando llega alguien famoso a nuestro entorno nos hacemos babas por tener una foto con él/ella, y me incluyo. Ahí, en la manera en que ese alguien famoso responde al requerimiento constante de fotos y tonterías varias, es donde se ve la calidad humana de la persona famosa en cuestión, y desde luego Belén Rueda ha

Un pensamiento de Antonio Gala

Hola, corazones. El otro día me preguntaba a mí mismo si existe algo peor que ir cuesta abajo y pisando el acelerador, y varios amigos me contestaron enseguida que sí, que todo es susceptible de empeorar, por ejemplo si el «abajo», el lugar de destino, está ardiendo (¡Dios mío, no me digas que me espera el infierno sin remisión!), o si además el piso está deslizante (me siento seguro, cantaba hace poco un futbolista en un anuncio, remedando el hit parade antañón, ¿antes de pegársela?). Menos mal que hubo quien me recordó que siempre han de mirarse las cosas sabiéndose en compañía de otros (que es la manera de mirar las cosas con optimismo). Ciertamente, compañía (incluso en la distancia, es decir, empatía, comunión, apoyo moral, comprensión...) y optimismo son dos ingredientes imprescindibles en este momento ososo de la vida. ¿Ososo? Sí. Dice una amiga de mi madre, y la cito muchas veces, porque me parece una metáfora muy real, que en esta vida uno se tiene que comer un pollo entero:

Un pensamiento de Anatole France

Hola, corazones Hoy es uno de esos días. No, no voy a hablar de los efectos psicológicos de la andropausia precoz, ni de la influencia en el estado anímico de la presión atmosférica. Es otra cosa. Hoy es uno de esos días en los que los símbolos se imponen, y no siempre como resultado de una adhesión consciente y reflexiva. Hoy es día de mítines electorales. Esos encuentros en los que los candidatos dicen a la gente que les vote y a los que sólo acude la gente que les va a votar. Hasta ahí bien, pero es que es imposible abstraerse a la imparable e incesante reproducción de pancartas, musiquetas, banderines, retratos, impactantes e ingeniosas frases comunes de los políticos... Al final sólo consiguen que me domine una náusea incoercible (uso esta expresión con permiso de un muy querido amigo que tiene compuesta una maravillosa canción que trata, precisamente, el tema de la náusea), que me concentre en mis cositas y pase de todo. Luego el domingo me recupero y voto, pero eso ya es harina

Un pensamiento de san Agustín

Hola, corazones Yo tenía previsto, pensado al menos, escribir acerca de mi emoción al ver la tarjeta censal de mi sobrina, que estrena mayoría de edad (tengo más sobrinos mayores de edad, pero la de mi sobrina me ha puesto especialmente sensible), o del extraño comportamiento de la gente cuando llueve (¿os habéis dado cuenta de que la persona que más levanta el paraguas al cruzarse con otra es siempre la más bajita?), pero los jueves suelen traer circunstancias que tratocan todos los planes y todo acaba por sentarnos fatal. Ayer, la llamada telefónica de un amigo (para ser exactos, varias llamadas telefónicas de varios amigos) me llevó de mi casa al tanatorio, para acompañar a otro amigo y a toda su familia, pues su padre había fallecido esa misma tarde. Como fuera que de jovencito entré a formar parte, y nunca daré suficientes gracias por ello a Dios nuestro Señor, de un gran grupo de gente buena, conocía no sólo a mi amigo, a su mujer y a sus hijos, sino también a sus padres. Bellísi

Un pensamiento de Benjamin Franklin

Hola, corazones Ayer tuve ocasión de comprobar el estado de la educación (mejor dicho, de la enseñanza) en este querido país nuestro conocido por el nombre de España. Madre e hijo charlaban en el autobús, de regreso a su casa (yo, al menos, iba de regreso a la mía tras la jornada esclavoral). A la pregunta de si tenían muchos deberes para el día siguiente, el chico contestó con cara de displicencia que poca cosa, pues sólo tenían un fácil examen de Cono sobre las Comunidades Autónomas (las mayúsculas, que no falten). Y empezó a decir que era un rollo porque no estaba muy seguro de las capitales: preguntó, por ejemplo, si la capital de Extremadura es Cáceres o Badajoz. Las dos son capitales, contestó solícita su madre, ¿o es que han cambiado ahora el sistema y os enseñan otra cosa para liaros? Siguió el niño hablando, sin aclararse muy bien acerca del concepto de «capital», de que las provincias de Galicia son La Coruña, Orense, Pontevedra y ¡Vigo!, pero la capital es Santiago de Compos