Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de junio, 2012

Momentos de sabiduría

Reproduzco a continuación el comentario de Txema Pascual a mis Momentos de sabiduría en su página web  «Recursos Pastorales».  278 consejos que pretenden ayudar al lector a cargarse de sabiduria para caminar hacia la plenitud de la vida. Al final de libro hay un indice que acoge las fuentes de inspiradoras del libro. Y tambien un indice tematico. Es un libro útil porque es muy manejable y transportable y se puede leer a lo largo del día, en el metro, en el autobús, en una visita, en un descanso del trabajo. El autor es un periodista que quiere rendir un homenaje a un libro que le hizo mucho bien. El libro es Plenitud de Amado Nervo . El prólogo es del autor, quien escribe con la humildad del Bautista no ser digno de desatar las sandalias y la sencillez del servicio.  

Un pensamiento de Henrik Ibsen

Hola, corazones Una llamada telefónica ha interrumpido el momento en que estaba decidiendo qué contar esta semana y se me ha ido el santo al cielo. Al descolgar, una voz grabada me avisaba de que había recibido un mensaje y que debía pulsar una tecla (cualquiera) para escucharla. Inmediatamente, se me informa, también con voz en off, de que he sido adscrito a un nuevo servicio telefónico, y la llamada se cuelga antes de que pueda reaccionar. En mi compañía telefónica, a la que llamé a continuación, me juran y perjuran con perfecto acento de Cali que ese mensaje no procedía de ellos, sino que seguramente era una llamada fraudulenta de una compañía de la competencia. Pero que no me preocupara, que mi compañía no estaba por la labor de dejarme ir como cliente. No sé bien qué pensar, aparte de que mi compañía ha trasladado su sede a otro país y yo soy un cliente muy bueno (eso seguro, porque para dos llamadas que hago al trimestre, y una de ellas siempre es a la compañía para reclamar al

Un pensamiento de Mark Twain

Hola, corazones. ¿Qué decir cuando no se tiene nada especial que decir? Quizá sea mejor callarse, ¿verdad? En esta última semana nada extraodinario me ha pasado. Eso pienso, y por eso lo valoro poco, porque prescindo de hablar de ello, porque es tan común que a nadie va a llamar la atención. Pero en realidad tengo tanto que valorar: He tenido en el trabajo momentos buenos y momentos malos, asuntos que han tenido un desarrollo positivo y otros que me han servido para comprobar mis fallos. ¿Nada extraordinario? Tengo trabajo, lo conservo, tengo la ocasión de disfrutarlo, de saborear lo bien hecho, de aprender de mis errores y de corregirlos, de escuchar a mis compañeros y a mis jefes... Incluso ha habido días en que me he podido reír, abierta, sanamente, en la oficina... He tenido la posibilidad de salir a tomar unas cervezas con mis amigos, de comer fuera de casa el sábado, de pasear un rato por el Retiro, de hablar y saludar a gente muy interesante. Y me he reído, he tenido la po

Un pensamiento de Jean Cocteau

Hola, corazones. El otro día comentaba con una amiga, que fue quien me lo hizo notar, lo incómodos que son los pavimentos especiales para que las personas invidentes detecten cuándo se están aproximando a esquinas, cruces y pasos de cebra. Una idea que es excelente, y absolutamente necesaria, pero que se está convirtiendo, cada día, en una tortura mayor para mí. Resulta que el pavimento en cuestión está formado por unos topos, abultamientos cilíndricos, que se clavan de forma casi lacerante en la planta del pie, sobre todo cuando llevas suelas blandas. Confieso que cuando mi amiga comenzó a hablarme mal de ese suelo, yo pensaba que era una exagerada, pero me he debido de volver más delicado con la edad (o es que ahora peso más y claro, se me clavan más), y cada vez los aguanto menos. Me pregunto yo si no habría alguna manera para que las personas que lo necesitan puedan percibir dónde pisan sin necesidad de destrozarse los pies (porque a ellos también se les clavarán los «pivotitos»,

Un pensamiento de Gandhi

Hola, corazones. Si hace poco hablaba de lo embobado que me puede llegar a dejer la visión de una embarazada o la de una madre (o un padre) con su bebé, esta semana tengo que irme al otro extremo de la cuerda y hablar de lo paralizado que me deja encontrarme con la muerte. Efectivamente, he tenido esta semana noticia del fallecimiento de dos personas, familiares ambos de gente muy cercana: un amigo de los de toda la vida de Dios, de esos que sabes que lo son incluso cuando casi no los ves, ha perdido a un hermano, y no soy capaz de imaginar ni quiero cómo deba ser eso; y un compañero y amigo, complemento perfecto cuando actuamos juntos, a su madre, y tampoco quiero imaginar ni describir nada. No digo más. Con fe o sin fe, sabiéndolo desde hace mucho tiempo o encontrándola de sopetón, la muerte siempre llega a contrapelo. Como dice otra amiga, dando título a un magnífico libro, Morir nos sienta fatal . Pocas cosas han tan ciertas. Por todo esto esta semana la frase-cita tiene tambié