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Mostrando entradas de marzo, 2014

Un pensamiento del Papa Francisco y otro del Papa Juan XXIII

La otra tarde atravesé Madrid en autobús dos veces (ida y vuelta) y tardé mucho más de lo habitual. Casi no me había enterado de lo que pasaba, y la verdad, en los horarios en que hice mi travesía lo único raro eran las calles cortadas y un exceso de nostalgia entelada. Mucha gente de compras, qué mucha, muchísima, subía y bajaba Goya y Alcalá, y entraba en las tiendas y salía, después de haber comprado o sólo mirado. Predominaban, como siempre, las bolsas de las tiendas más económicas, pero de todo había... Y mucha nostalgia entelada... A mí me han enseñado, porque lo he leído, lo he oído y lo he vivido, que no es cierto que cualquier tiempo pasado fuera mejor, aunque es una tentación recurrente cuando lo presente no nos gusta y le tenemos cierta prevención al futuro, siempre incierto. Soy más de la opinión de que estamos en lo mejor de lo que nos queda y de que el futuro lo tenemos que construir apoyados en el presente y con una conciencia clara de cómo fue nuestro pasado.  Mi

Un pensamiento de Dale Carnegie (y otro de Píndaro)

Ya tenemos primavera otra vez. Se ha notado en muchos detalles, calendario aparte. Si de repente te pican los oídos y la garganta a rabiar y te dan ganas de rascarte con un arco de violín, es la primavera.  ... Iba a seguir hablando de la primavera, pero me ha parecido una auténtica frivolidad. Os cuento: Ayer, jueves, estuve en la presentación de un libro que hablaba de la necesidad de renovar los lenguajes de la transmisión de la fe. Que dice cosas como que ya no valen las prebendas y los honores de otros tiempos, y que lo importante es el ejemplo, el reflejo, la transparencia de nuestras vidas, una transparencia que permita al otro percibir a Dios. Y en la presentación, una actuación musical, de uno de esos grupos que cantan a Dios sin cantar a Dios, que claman letras que interpelan con ritmos y melodías que mueven al baile, a la alegría, a la jovialidad. Y que dicen cosas como lo difícil que es hablar de Dios cuando se ve lo que se ve (ponga usted aquí lo que desee: hambr

Un pensamiento de Gilbert Keith Chesterton

¿Suceden las cosas «al azahar », o por el contrario todo tiene una causa, una consecuencia, una o varias de esas dobleuves periodísticas? ¿Algo o alguien puede hacer que todo se envilezca, que las cosas salgan mal una detrás de otra, que cada palabra dicha, cada gesto, sea interpretado como una amenaza o un castigo? Si eso ocurre, ¿puede uno cambiar el rumbo merced a una sonrisa, un silencio, un tragar saliva y seguir adelante, una palabra amable y un mordisco en la propia lengua? Yo creo que sí. Esta semana me ha pasado dos veces, en dos ámbitos diferentes, con personas diferentes. Y eso, precisamente en la semana en que, gracias a las brillantes traducciones al francés de mis Momentos de sabiduría que están haciendo las alumnas de la Escuela de traducción de Janick Benoit y que estoy colgando en Facebook , le tocaba el turno al momento número 30, que invita a poner siempre una nota positiva en la vida. Eso, precisamente en la semana en que una positivísima amiga de arrollad

Un pensamiento de William Somerset Maugham

Dormido como voy por las mañanas en el Metro, a veces me tengo que detener y leer alguna noticia dos y tres veces, bien porque mi cerebro o mi vista se empeñan en decir que pone lo que no pone, bien porque lo que pone no es lo que realmente pone, o pone más de lo que pone. Para explicarme, un ejemplo de ayer mismo: «Las mujeres ganan peso en los consejos del IBEX ». « Pues que no vayan», me dije para mis adentros más íntimos de mi mismidad interior, pensando en que las pobres estaban engordando a causa de sus puestos como consejeras. Ya después de leerlo dos veces, y sabedor de que estaba en la sección de Economía, pude colegir que el titular quería referirse más bien a la presencia cada vez mayor de las mujeres en los consejos de las empresas del IBEX. Pero aun así no pude menos que imaginarme una mesa de juntas con un montón de hombres y mujeres alrededor, y todas ellas con sobrepeso. ¡Ay, esos cánones de belleza que promueven el estupendismo que tiene como regla máxima l