Dormido como voy por las
mañanas en el Metro, a veces me tengo que detener y leer alguna noticia dos y
tres veces, bien porque mi cerebro o mi vista se empeñan en decir que pone lo
que no pone, bien porque lo que pone no es lo que realmente pone, o pone más de
lo que pone. Para explicarme, un ejemplo de ayer mismo:
«Las mujeres ganan peso en los consejos del IBEX».
«Pues que no vayan», me
dije para mis adentros más íntimos de mi mismidad interior, pensando en que las
pobres estaban engordando a causa de sus puestos como consejeras. Ya después de
leerlo dos veces, y sabedor de que estaba en la sección de Economía, pude
colegir que el titular quería referirse más bien a la presencia cada vez mayor
de las mujeres en los consejos de las empresas del IBEX. Pero aun así no pude
menos que imaginarme una mesa de juntas con un montón de hombres y mujeres
alrededor, y todas ellas con sobrepeso. ¡Ay, esos cánones de belleza que
promueven el estupendismo que tiene como regla máxima la talla 38! ¡Ay, esos
cánones ideológicos que tienen como prioridad la igualación mediante tabula
rasa! Lo que tiene que haber en los consejos del IBEX son personas inteligentes,
capaces y honestas, ya sean hombres o mujeres, entrados en carnes o de huesos
marcados.
Que mi cerebro se fuera directamente
a pensar en que las mujeres engordaban en los consejos del IBEX puede deberse,
en parte, a algunos de los medios de los que se ha nutrido desde la infancia.
Que en mi casa siempre haya habido periódicos, más de uno y todos los días, es
una de las causas de que yo me esté convirtiendo en ese bicho raro que lleva
periódico de papel en el Metro por las mañanas. Que en mi casa hayan entrado de
manera periódica revistas de temas muy variados (de moda, de decoración, de
cocina, militares, de música, de arte, de motor, de pensamiento contracultural
juvenil…) es una de las causas de que yo tenga un ligero conocimiento de muchas
cosas pero no destaque en el dominio de ninguna de ellas. De hecho, mi
conocimiento de algunos temas depende casi directamente del tiempo que cada una
de esas revistas estuviera en mis manos: sin tener ni idea, sé muchísimo más de
cocina o decoración que de coches o de temas militares… En fin, dime qué has
leído de pequeño y te diré hacia dónde derivará tu cerebro cuando se encuentra
ante un titular de prensa equívoco…
Después de esto, quería
comentar alguna frase-cita sobre las apariencias, pero me debato entre el «la apariencia es reflejo de la actitud interior», el «las apariencias engañan» y el «a
quién le importa como yo vaya»,
que las tres tienen su punto de veracidad. Así
que mejor comento una frase-cita de otro tema más sencillo:
Así de
entrada parece que don Guillermo
podría tener razón, ¿verdad? Leer te da enseñanzas, argumentos, te abre a otras
experiencias, a otros mundos, a otros modos de razonar. Claro. Siempre que la
lectura sea consciente.
Porque
imaginemos que sucede lo que leemos, o lo que entendemos al leer. De ser así,
todas las mujeres de los consejos de administración de las empresas del IBEX
serían ahora igual de capaces, inteligentes y honestas, pero además enormemente
rechonchas.
Pero aun
así, parece que don Guillermo podría
tener razón, ¿verdad? Leer te da enseñanzas, argumentos, te abre a otras
experiencias, a otros mundos, a otros modos de razonar. Claro. Siempre que la
lectura sea adecuada.
Porque
imaginemos que solo leyera, pongamos por caso, novelas de quiosco. De ser así
el IBEX podría ser un lujoso hotel de cinco estrellas en Acapulco, o un centro
de rehabilitación para superestrellas en California, y todas las mujeres que
pasaran por allí tendrían, pese a disfrutar de los amores de un guapo empresario
o de un atractivo cirujano, un problema añadido de sobrepeso.
Aun así,
mira que soy pesado, don Guillermo
puede que tenga razón. Hombre, claro que la tiene. Yo, desde luego, gracias a
las lecturas que he hecho y hago, me he labrado un refugio ante gran parte de
las miserias de la vida. Un refugio sólido, al menos suficientemente sólido, en
lo emocional. Mis Momentos de sabiduría y la capacidad que tengo de reírme de mí
mismo forman parte de ese refugio que procede de lo que he leído (y de lo que
he vivido). Y que sigue en construcción.
Y además
es un refugio muy bonito, gracias sobre todo al Nuevo Estilo y a otras revistas de decoración; un refugio un poco
recargado, eso sí, porque soy más barroco que minimalista, pero muy bonito.
Cada vez más…
¿Veis
como hay que saber reírse de uno mismo?
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