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Ficción de la vida misma

La de Mª Ángeles López Romero parece una trayectoria natural: comienza trabajando como periodista redactando noticias y artículos, haciendo entrevistas y reportajes, contando a los demás lo que ocurre, lo que se ve y lo que no se ve tras cada protagonista para mejorar su vida y la de los demás. Luego reúne los artículos en blogs, clasificados por los temas que desarrolla cada historia: familia, exclusión social, educación, transmisión de la fe... Después, agrupa las historias en libros orientados a ayudar a padres «blanditos» a educar a sus hijos; a descubrir formas maduras y modernas de narrar la fe; a instalar columpios en lugares llenos de silencio, sed y arena; a reflexionar sobre la engorrosa muerte, a dar esperanza a los crucificados de hoy, e incluso a enseñar modales a monstruos entrañables. Y entra en el terreno de la ficción, trasladando al género infantil aquellos cálidos cuentos del abuelo. Y por fin, una novela. De esas en las que la ficción toma prestada de la realidad –
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En ejercicio de portavoz

Tengo este blog demasiado abandonado. Un propósito de enmienda: retomarlo, reconvertirlo, volver a darle vida y contenido. Empiezo por este reportaje en la revista Vida Nueva, en el que intervine como portavoz de la Editorial para hablar de la Feria del Libro. Una de mis pasiones. También hablé de la Feria en El Espejo, en COPE. Si quieres ecucharlo, pincha aqui .

Madre

Tres años después de que se haya ido, me decido a enseñar un trozo de mi interior, un trozo que he tenido que sacar afuera para seguir viviendo. CÓRTEX ¿Córtex? No me gusta esa palabra. Lo que hace que todo funcione –no: que tenga su alma– no puede sonar como cláxon, como módem, como un gadget mecánico que hace clic y desconecta      y ya no ves                y ya no oyes                          y ya no hablas... ALTAZOR Como en un altazor progresivo, en una obsesión por perder de vista la invisible relación entre tu boca y mi oído, poco a poco vas perdiendo las palabras según hablas. VAS Y VIENES Ya no consigues ver más que garabatos cuando quieres leer las noticias o acoges un libro en tu regazo. Ya no te gustan las flores –”tíralas antes de que se marchiten”– y arrancas sus pétalos vivos cuando nadie te ve. Ya tus manos no saben sujetar un bolígrafo, ya tu cuaderno hace tiempo que está vacío. Ya no quieres que suene la radio, ni discos, y te asustas cuando ves qu

Honrado de aparecer en la Revista Velezana

Portada del nº 35 (año 2017) de la Revista Velezana, editada por el Centro de Estudios Velezanos de Vélez Rubio (Almería). Ha sido un largo, larguísimo proceso, pero creo que el resultado ha merecido la pena. Me refiero al artículo que mi amigo Luis Bañón Lara ha publicado en la Revista Velezana sobre su tío abuelo, Luis Bañón García (1893-1912), y que se titula Remembranzas de una época. (Auto) retratos de una amistad. Un artículo para el que, desde el comienzo de su redacción, ha contado con mi colaboración. Un artículo que ha tenido muchas manos: un autor, y creador de la ilusión de indagar y escribir el resultado de esta investigación, y varias aportaciones estilísticas, históricas, técnicas, literarias... Diversas voces, diversos estilos, diversos modos narrativos, diversos criterios que han requerido de un proceso de revisión y corrección para darle unidad y facilitar su lectura. Dice mi amigo Luis, a quien mueve el afecto, que mi labor ha sido fundamental. No tal, ya

¿Existe la gente buena?

Viene la pregunta del título a responder la pregunta con la que se anuncia la última novela que he leído: El terrario, de Carmen Guaita . La pregunta a la que me refiero dice: ¿Puede un hombre cambiar de vida y revivir? La propia novela da la respuesta y permite intuirla a cada palabra: Sí, puede. No voy a hacer grandes críticas, pues no soy literato, ni experto, ni filólogo. Y no soy objetivo: conozco, aprecio y admiro mucho a Carmen Guaita y se me va a notar. Prefiero decirlo de antemano, para que se sepa que mi objetividad está filtrada por ese conocimiento, ese aprecio y esa admiración. Es esta una novela muy cuidada, muy bien escrita, muy pulcra, muy detallista. Como dijeron en el día de su presentación (magnífica) en el espacio de la Fundación Diario Madrid , todos los detalles, hasta los más aparentemente nimios, están descritos con elegancia, con precisión, con mimo. Imagino que por eso las cortinas de terciopelo de la casa de Chola, una vedette avezada en el oficio má

No insultes, cenutrio

Estaba tardando tanto en volver que ya me da hasta vergüenza decir nada, incluso el nombre del blog parece haber perdido su sentido. Han pasado tantas cosas desde la última vez que escribí algo aquí (y casi fuera de aquí también, que llevo una temporada si no vago sí un poco dejado). De las muchas cosas que últimamente han ocurrido, y me han dejado huella, nada como el drama, brutal, que se agolpa a las puertas de Europa. Es algo inexplicable, que a todos nos pasará factura algún día: ¿Qué hiciste, qué no hiciste, qué pensaste, qué omitiste, qué callaste, qué dijiste…? ¿Cómo se lo explicarás a los que vengan detrás de ti? Es asunto serio y complejo, y no quiero ni banalizar ni frivolizar. Ni que parezca un anuncio. Aun así, permítaseme recomendar dos libros para abordar este asunto, para entenderlo, para desmentir los rumores y los falsos estereotipos, para aprender a explicar a los niños lo inexplicable. Solo voy a mencionar los títulos, y si alguien quiere buscarlos, sabrá cómo

Pensamientos sobre la paciencia

Me asomo a la ciberventana desde este mi mundo una vez al mes, o casi. No soy capaz de hacerlo, como antaño, semanalmente, cargado de mensajes positivos que repartir, con la boca henchida de palabras inventadas y juegos de palabras con intención de despertar una sonrisa en el intelecto. Ahora lo hago precipitadamente, a hurtadillas, queriendo acabar antes de haber empezado. No sé si es la prisa, o el cansancio, o la edad, pero las cosas han cambiado. Ahora tengo la sensación de que voy corriendo a todas partes (y eso que todavía no estamos en la vorágine navideña, que me deja siempre con la lengua fuera por más que me planifique con tiempo y una libreta), de que no llego nunca a ningún sitio, de que no doy abasto y de que todo me sale mal, tarde y deslavazadamente. Eso, si me fijo en mí, insignificante e infinitesimal parte del mundo. Más debería mirar el dolor, el drama, el sufrimiento, el miedo, la ansiedad, la angustia, la zozobra que se viven en tantas y tantas partes del m