Hola, corazones Esta semana he vuelto a ver a un amigo muy querido al que por circunstancias, aun viviendo en la misma ciudad, no veía desde hacía alrededor de un año. Y me he dado cuenta al verle de lo mucho que lo envidio. Es bueno y amable, educado y atento, trabajador y responsable, está casado con una de las mujeres más bellas, inteligentes y elegantes que conozco, está contento con su trabajo, siempre que puede se rodea de sus amigos de sus familiares… Yo lo envidio por su sonrisa. Por su capacidad de sonreír ante todo y en cualquier situación, sin que nunca esa sonrisa parezca fuera de lugar, insincera, desafortunada o ajena a las circunstancias. Su sonrisa, además, es contagiosa y acogedora: cuando te sonríen así estás a gusto y te dan ganas de sonreír a ti también. Se lo dije: me gusta verte porque siempre tienes una sonrisa que ofrecer a quien está contigo. Luego lo he pensado. Si todos fuéramos más risueños, si intentáramos sonreír más a menudo (confes...
Nacido para ofercer un Pensamiento para cada semana, con un comentario personal, diferente, quizá original, no renuncio a que vuelva a su ser. De momento, será una colección de textos y vuelcos personales de todo tipo.