El poeta brasileño Thiago de Mello (nada que ver, que yo sepa, con Anthony de Mello) escribió en abril de 1964 un poema titulado "Os Estatutos do Homem (Ato Institucional Permanente)", que dedicó a Carlos Heitor Cony. La versión que aquí presento es una traducción que yo mismo hice y que incluí en "Mi agenda2005" (San Pablo, Madrid). Se trata, o al menos a mí me lo parece, de una hermosa declaración de principios que ahora, comenzando un nuevo año, podríamos volver a tener como propósito, al menos en la voluntad.
Artículo 1
Queda decretado que ahora vale la verdad.
Ahora vale la vida,
y con las manos dadas
marcharemos todos por la vida verdadera.
Artículo 2
Queda decretado que todos los días de la semana,
hasta los martes más grises,
tienen derecho a convertirse en mañanas de domingo.
Artículo 3
Queda decretado que, a partir de este instante,
habrá girasoles en todas las ventanas,
que los girasoles tendrán derecho
a abrirse dentro de la sombra;
y que las ventanas deben permanecer, el día entero,
abiertas hacia el verde donde crece la esperanza.
Artículo 4
Queda decretado que el hombre
no precisará nunca más
dudar del hombre.
Que el hombre confiará en el hombre
como la palmera confía en el viento,
como el viento confía en el aire,
como el aire confía en el campo azul del cielo.
Párrafo único
El hombre confiará en el hombre
como confía un niño en otro niño.
Artículo 5
Queda decretado que los hombres
están libres del yugo de la mentira.
Nunca más será preciso usar
la coraza del silencio
ni la armadura de las palabras.
El hombre se sentará a la mesa
con la mirada limpia
porque la verdad se servirá
antes de la sobremesa.
Artículo 6
Queda establecida, durante diez siglos,
la práctica soñada por el profeta Isaías,
y el lobo y el cordero pastarán juntos
y la comida de ambos tendrá el mismo gusto a aurora.
Artículo 7
Por decreto irrevocable queda establecido
el reinado permanente de la justicia y de la claridad,
y la alegría será una bandera generosa
para siempre desplegada en el alma del pueblo.
Artículo 8
Queda decretado que el mayor dolor
siempre ha sido y será siempre
no poder dar amor a quien se ama
y saber que es el agua
quien da a la planta el milagro de la flor.
Artículo 9
Queda permitido que el pan de cada día
tenga en el hombre la señal de su sudor.
Pero que sobre todo tenga
siempre el caliente sabor de la ternura.
Artículo 10
Queda permitido a cualquier persona,
a cualquier hora de su vida,
el uso del traje blanco.
Artículo 11
Queda decretado, por definición,
que el hombre es un animal que ama
y que por eso es bello,
mucho más bello que la estrella de la mañana.
Artículo 12
Decrétase que nada será obligado
ni prohibido,
todo será permitido,
incluso jugar con los rinocerontes
y pasear por las tardes
con una inmensa begonia en la solapa.
Párrafo único
Sólo una cosa queda prohibida:
amar sin amor.
Artículo 13
Queda decretado que el dinero
no podrá comprar nunca más
el sol de las mañanas venideras.
Expulsado del grande baúl del miedo,
el dinero se transformará en una espada fraternal
para defender el derecho de cantar
y la fiesta del día que llega.
Artículo final
Queda prohibido el uso de la palabra libertad,
la cual será suprimida de los diccionarios
y del pantano engañoso de las bocas.
A partir de este instante
la libertad será algo vivo y transparente
como un fuego o un río,
y su morada será siempre
el corazón del hombre.
Artículo 1
Queda decretado que ahora vale la verdad.
Ahora vale la vida,
y con las manos dadas
marcharemos todos por la vida verdadera.
Artículo 2
Queda decretado que todos los días de la semana,
hasta los martes más grises,
tienen derecho a convertirse en mañanas de domingo.
Artículo 3
Queda decretado que, a partir de este instante,
habrá girasoles en todas las ventanas,
que los girasoles tendrán derecho
a abrirse dentro de la sombra;
y que las ventanas deben permanecer, el día entero,
abiertas hacia el verde donde crece la esperanza.
Artículo 4
Queda decretado que el hombre
no precisará nunca más
dudar del hombre.
Que el hombre confiará en el hombre
como la palmera confía en el viento,
como el viento confía en el aire,
como el aire confía en el campo azul del cielo.
Párrafo único
El hombre confiará en el hombre
como confía un niño en otro niño.
Artículo 5
Queda decretado que los hombres
están libres del yugo de la mentira.
Nunca más será preciso usar
la coraza del silencio
ni la armadura de las palabras.
El hombre se sentará a la mesa
con la mirada limpia
porque la verdad se servirá
antes de la sobremesa.
Artículo 6
Queda establecida, durante diez siglos,
la práctica soñada por el profeta Isaías,
y el lobo y el cordero pastarán juntos
y la comida de ambos tendrá el mismo gusto a aurora.
Artículo 7
Por decreto irrevocable queda establecido
el reinado permanente de la justicia y de la claridad,
y la alegría será una bandera generosa
para siempre desplegada en el alma del pueblo.
Artículo 8
Queda decretado que el mayor dolor
siempre ha sido y será siempre
no poder dar amor a quien se ama
y saber que es el agua
quien da a la planta el milagro de la flor.
Artículo 9
Queda permitido que el pan de cada día
tenga en el hombre la señal de su sudor.
Pero que sobre todo tenga
siempre el caliente sabor de la ternura.
Artículo 10
Queda permitido a cualquier persona,
a cualquier hora de su vida,
el uso del traje blanco.
Artículo 11
Queda decretado, por definición,
que el hombre es un animal que ama
y que por eso es bello,
mucho más bello que la estrella de la mañana.
Artículo 12
Decrétase que nada será obligado
ni prohibido,
todo será permitido,
incluso jugar con los rinocerontes
y pasear por las tardes
con una inmensa begonia en la solapa.
Párrafo único
Sólo una cosa queda prohibida:
amar sin amor.
Artículo 13
Queda decretado que el dinero
no podrá comprar nunca más
el sol de las mañanas venideras.
Expulsado del grande baúl del miedo,
el dinero se transformará en una espada fraternal
para defender el derecho de cantar
y la fiesta del día que llega.
Artículo final
Queda prohibido el uso de la palabra libertad,
la cual será suprimida de los diccionarios
y del pantano engañoso de las bocas.
A partir de este instante
la libertad será algo vivo y transparente
como un fuego o un río,
y su morada será siempre
el corazón del hombre.
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