No ando yo últimamente muy
inspirado. Será la gripe, que me ha asaltado. O la dieta a pan y agua a la que
me tiene sometido mi médico para erradicar los problemas gastrointestinales
derivados de esa gripe. Será. El caso es que no estoy fino. Ni para hacer las
cosas, ni para expresarme, ni para pensar siquiera. Quiero hacer cosas, y no
puedo, siempre hay algo o alguien que me lo impide. Todo me sale del revés. Y
se me está amargando el carácter (¡oh, cielos, pero si nunca fue dulce!, ¿qué
va a ser de nosotros?).
Me viene a la cabeza esa canción
que dice que las cosas como vienen se tienen que tomar. No sé yo. Será mejor
preguntar a alguien. Un clásico, por ejemplo. Pero no me voy a Grecia, que
ahora las cosas están muy revueltas por allí, mejor un clásico latino. Por
ejemplo, Ovidio:
«Se hace
ligera la carga que se sabe llevar bien» (Ovidio).
Caramba, pues no sé si me
aclara mucho el caballero.
Llega la enfermedad. Y te
cambia los planes. Ya no puedes moverte con libertad, comer a tu aire, beber
como si fuera gratis, disfrutar de tus horas con prodigalidad. Ahora tienes que
medicarte, guardar cama, seguir una dieta, imponerte unos horarios, modificar
tus hábitos. Qué lata. Sí, dice Ovidio, pero se hace ligera la carga que se
sabe llevar bien. Y canta: la cosas como vienen se tienen que tomar.
La enfermedad no es tuya,
sino de alguien de tu entorno, de uno de tus seres queridos. A partir de ese
momento, tus horarios, tus preocupaciones, tus pensamientos, tus oraciones, tu
tiempo, tu dinero… se orientan a que la enfermedad de tu familiar le sea lo más
llevadera posible… Y a ti también… Puede ser una gran carga, pero dice Ovidio
que se hace ligera la carga que se sabe llevar bien. Y canta: las cosas como
vienen se tienen que tomar.
Tienes un mal rollo en el
trabajo, o con los amigos, o en tu gimnasio, o en tu club de amigos, o en tu
asociación de voluntariado… Y te llevas el mal rollo a casa, y lo rumias, y le
das vueltas, y andas de acá para allá perdiendo energías, libertad y tiempo en
una preocupación y en otra… Menudo cñz. Sí, pero dice Ovidio que se hace ligera
la carga que se sabe llevar bien. Y canta: las cosas como vienen se tienen que
tomar.
Vale, vale, si todo eso
lo entiendo. Pero, ¿cómo aprender a llevar bien la carga? ¿A no deslomarme, a
no dejarme los riñones, a no provocarme una contractura o una luxación, a no
acabar sudando como un condenado…? ¿A quién le pido que me enseñe a llevar la
carga?
Y Ovidio no dice nada.
Habrá que mirar a otros que han llevado cargas antes, para aprender de ellos, para
ver cómo llevaban su carga. Y si la llevaban bien, tomar ejemplo de ellos.
A ver este, que lleva dos
palos atravesados colgados del hombro… Anda, si se ha caído… Otra vez… Y otra,
pues anda que… ¿Eh? ¿Que cargue con qué? Vale, vale, lo intento, a ver. Pero no
te me despistes, que tengo que seguirte, ¿eh?
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