El haiku es una modalidad poética con la que nunca me había atrevido. En ocasiones, al leer alguno, me asaltaban pensamientos cargados de ironía, fruto, seguramente, de la falta de conocimiento del tema, de la falta de preparación para afrontar su lectura y su escritura. No obstante, mi interés creciente por la poesía en general, y sobre todo por las formas breves de expresión poética, me han permitido seguir leyendo haikus, y ahora ha llegado el momento de atreverme, incluso, a intentar escribir alguno. Para explicar, primero, qué es y en qué consiste un haiku, voy a tomar prestadas unas palabras de Luis Corrales Vasco (http://www.elrincondelhaiku.org/):
«En cuanto a la expresión, un haiku... es un poema breve de aproximadamente 17 sílabas, que suelen estar organizadas en 3 versos (5-7-5). (...). Es una forma poética predominantemente nominal, de expresión sencilla y concisa (...). El poema suele tratar de la naturaleza, de la realidad, de lo percibido por los sentidos (...). La fuente de inspiración para el poeta puede ser un monte, un arroyo, la vegetación o el clima. En todos los casos, el haiku está impregnado de un fuerte sentimiento de estación: primavera, verano, otoño, invierno y Año Nuevo, concepto este último muy tradicional y con connotaciones propias en la tradición nipona».
Estas que siguen son mis primeras experiencias en el mundo del haiku. Quizá no sean gran cosa, pero me ha resultado muy interesante (y divertido) escribirlos, así que creo que seguiré intentándolo, y espero mejorar con el tiempo.
La luciérnaga
da consuelo en la noche
al heliotropo.
Canta el grillo
cuando la tarde avanza
por el camino.
Bajo la nieve
espera la semilla
que salga el sol.
El crepúsculo
lleva en el aire lilas
por primavera.
«En cuanto a la expresión, un haiku... es un poema breve de aproximadamente 17 sílabas, que suelen estar organizadas en 3 versos (5-7-5). (...). Es una forma poética predominantemente nominal, de expresión sencilla y concisa (...). El poema suele tratar de la naturaleza, de la realidad, de lo percibido por los sentidos (...). La fuente de inspiración para el poeta puede ser un monte, un arroyo, la vegetación o el clima. En todos los casos, el haiku está impregnado de un fuerte sentimiento de estación: primavera, verano, otoño, invierno y Año Nuevo, concepto este último muy tradicional y con connotaciones propias en la tradición nipona».
Estas que siguen son mis primeras experiencias en el mundo del haiku. Quizá no sean gran cosa, pero me ha resultado muy interesante (y divertido) escribirlos, así que creo que seguiré intentándolo, y espero mejorar con el tiempo.
La luciérnaga
da consuelo en la noche
al heliotropo.
Canta el grillo
cuando la tarde avanza
por el camino.
Bajo la nieve
espera la semilla
que salga el sol.
El crepúsculo
lleva en el aire lilas
por primavera.
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