- Hoy es el mejor momento para empezar de nuevo a valorar nuestro pasado como una guía para el futuro.
- Hoy es el mejor momento para recordar que los santos sólo fueron pecadores que continuaron siempre intentando ser mejores.
- Hoy es el momento de arrojar viejos resentimientos, miedos y rencores en la papelera de la vida, el momento de extender ampliamente nuestro espíritu.
- Hoy es el momento de desempolvar los sueños y dar, de nuevo, brillo a los ideales, a las utopías.
- Hoy es el momento de dar vida a nuestro tiempo.
- Hoy es el momento de comenzar a ser lo que somos y llegar a ser lo que somos capaces de ser.
Buenos días, queridos amigos. La semana ha sido intensa, amén de tensa. La crispación ha estado rondándome a diario, mañana, tarde y, sobre todo, noche en forma de contracturas, carencia de relajación muscular (¿pero, de verdad tengo músculos?, no sabía) y dificultad de conciliar el sueño. Factores varios han hecho posible tal convergencia de calamidades sobre mi cuello. El menos importante, quizá, es el que va a dar pie a la reflexión de hoy, debido a que ha sido recurrente hasta alcanzar un elevado grado de pesor. Me explico: veo poco la televisión, pero cuando lo hago, aunque no quiera, aparece cierto personaje femenino, con cara de arenque ahumado pasado de fecha y un carácter que nunca ha conocido virtud alguna, lanzando burdeces por su orificio bucal. Y mi pregunta siempre ha sido: ¿qué tiene esta tipa para salir a todas horas, todos los días, en todos los programas y revistas de zafiedad (antes sociedad)? Una respuesta podría ser «dinero y desvergüenza», y quizá esa sea la respu...
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