Comenzó la Feria del Libro 2009 y lo hizo sin tormenta el viernes, cosa que agradezco personalmente al cielo en nombre de Doña Elena.
La caseta más divertida de la Feria es (no conozco otra) la 282. Caseta de sol por la tarde, lo que significa calor infinito, más lejos del bar y lejísimos de los urinarios instalados para la Feria que las que hemos ocupado en años anteriores. Lo cierto es que llevábamos demasiado tiempo teniendo suerte en lo sorteos: no sólo nos tocaba caseta de sombra por la tarde, sino que además estaba en una zona cobijada por altos y frondosos árboles.
Muchas firmas este año, y de momento con un muy buen nivel: 28 libros, entre sus dos títulos, firmó Norma Sturniolo, y 25, también entre sus dos títulos, aunque la mayoría de Contigo aprendí, su libro estrella, Carmen Guaita. Estas fueron las firmas en las que yo no estuve presente. Pero sí vi firmar 25 veces su único título a Kiko Lorenzo y Beatriz I. Amann, esa encantadora pareja que bien podrían ser dibujos de un buen cómic (por cierto, Kiko y Bea aprovecharon para darnos una buena noticia, que sea enhorabuena) y 12 veces a Beatriz Roldán (exacto, mi compañera de clase en la carrera). Beatriz me presentó a María, una amiga suya, periodista también, que resultó ser compañera de trabajo de mi cuñado Peter, periodista también. No hace falta mucho klínex, al parecer, para encontrarnos todos juntos en la misma esquina. Las cámaras de Cuatro pasaron por delante de la caseta y no quisieron entrevistar a Beatriz, quizá estuvieran buscando otro tipo de autores más amarillos, pero no hay duda de que no hay en la Feria título más original que el de su libro: La perforadora que no quería hacer agujeros redondos.
Hemos tenido varias visitas, entre ellas la de Paloma Orozco, la directora de la colección «La Brújula», que se presentó, floripondio en la frente, para saludar a sus autores; también varios miembros de San Pablo y una famosa, que, a pesar de ir parapetada tras unas enormes gafas oscuras, no pudo evitar ser reconocida por esa sonrisa amable con la que siempre ha presentado y por su voz. Me refiero a Ana García Lozano, que nos compró libros y nos dejó, a petición mía, un autógrafo para la editorial.
Hemos tenido muchas anécdotas positivas, hemos dado a mucha gente el libro que andaba buscando, hemos provocado la sonrisa de muchos niños al darles nuestros divertidos marcapáginas y, en general, creo que la gente ha salido contenta, satisfecha de nuestro trato. Pero también hemos tenido problemas con el programa, que se atora cuando lee ciertos códigos de barras, o con el ratón del portátil (pasar el dedito por encima de la superficie ratonil se me da fatal, que soy del siglo XIX).
¿Lo más llamativo? La señora que pregunta dónde está el Nihil obstat de una Biblia infantil después de haber rechazado unas doce (qué cara, ¡puf, más cara aún!, esa es muy grande, esa es muy pequeña, esta tiene poco texto, esa es muy gorda, esta tiene demasiado texto, esta parece demasiado infantil, esta es poco clara explicando Pentecostés...). Complejo de perdiz que se me quedó, tanto mareo.
No obstante, el balance global es positivo, merece la pena vivirlo. El próximo fin de semana, más...
La caseta más divertida de la Feria es (no conozco otra) la 282. Caseta de sol por la tarde, lo que significa calor infinito, más lejos del bar y lejísimos de los urinarios instalados para la Feria que las que hemos ocupado en años anteriores. Lo cierto es que llevábamos demasiado tiempo teniendo suerte en lo sorteos: no sólo nos tocaba caseta de sombra por la tarde, sino que además estaba en una zona cobijada por altos y frondosos árboles.
Muchas firmas este año, y de momento con un muy buen nivel: 28 libros, entre sus dos títulos, firmó Norma Sturniolo, y 25, también entre sus dos títulos, aunque la mayoría de Contigo aprendí, su libro estrella, Carmen Guaita. Estas fueron las firmas en las que yo no estuve presente. Pero sí vi firmar 25 veces su único título a Kiko Lorenzo y Beatriz I. Amann, esa encantadora pareja que bien podrían ser dibujos de un buen cómic (por cierto, Kiko y Bea aprovecharon para darnos una buena noticia, que sea enhorabuena) y 12 veces a Beatriz Roldán (exacto, mi compañera de clase en la carrera). Beatriz me presentó a María, una amiga suya, periodista también, que resultó ser compañera de trabajo de mi cuñado Peter, periodista también. No hace falta mucho klínex, al parecer, para encontrarnos todos juntos en la misma esquina. Las cámaras de Cuatro pasaron por delante de la caseta y no quisieron entrevistar a Beatriz, quizá estuvieran buscando otro tipo de autores más amarillos, pero no hay duda de que no hay en la Feria título más original que el de su libro: La perforadora que no quería hacer agujeros redondos.
Hemos tenido varias visitas, entre ellas la de Paloma Orozco, la directora de la colección «La Brújula», que se presentó, floripondio en la frente, para saludar a sus autores; también varios miembros de San Pablo y una famosa, que, a pesar de ir parapetada tras unas enormes gafas oscuras, no pudo evitar ser reconocida por esa sonrisa amable con la que siempre ha presentado y por su voz. Me refiero a Ana García Lozano, que nos compró libros y nos dejó, a petición mía, un autógrafo para la editorial.
Hemos tenido muchas anécdotas positivas, hemos dado a mucha gente el libro que andaba buscando, hemos provocado la sonrisa de muchos niños al darles nuestros divertidos marcapáginas y, en general, creo que la gente ha salido contenta, satisfecha de nuestro trato. Pero también hemos tenido problemas con el programa, que se atora cuando lee ciertos códigos de barras, o con el ratón del portátil (pasar el dedito por encima de la superficie ratonil se me da fatal, que soy del siglo XIX).
¿Lo más llamativo? La señora que pregunta dónde está el Nihil obstat de una Biblia infantil después de haber rechazado unas doce (qué cara, ¡puf, más cara aún!, esa es muy grande, esa es muy pequeña, esta tiene poco texto, esa es muy gorda, esta tiene demasiado texto, esta parece demasiado infantil, esta es poco clara explicando Pentecostés...). Complejo de perdiz que se me quedó, tanto mareo.
No obstante, el balance global es positivo, merece la pena vivirlo. El próximo fin de semana, más...
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