Marisol y Jaime se casaron el 5 de junio, sábado. Unos días antes, Marisol me había llamado para pedirme que preparara unas palabras que tendría que pronunciar durante la ceremonia. Yo me quedé sin saber bien que decir, pues por un lado no sabía si agradecerles el haber pensado en mí, salir corriendo en dirección a Tombuctú o guardarles rencor eterno por meterme en semejante brete, y por otro no sabía si sería capaz de decir algo que tuviera interés y expresara, de alguna manera el sentir de todos los presentes. Esto fue lo que escribí.
Lo de hoy no es sólo una ceremonia, un mero trámite, un paso más en vuestro compromiso. Porque todas las ceremonias expresan algo, todos los trámites se llevan a cabo con una finalidad y todos los pasos conducen a algún sitio. Y el hecho de que vosotros estéis hoy aquí, dando este paso, y de que lo estéis haciendo delante de todos nosotros, y también delante de muchos otros que no están aquí pero que residen para siempre en vuestro corazón y en vuestra memoria, significa que queréis confirmar y manifestar ante todos que os queréis, que queréis seguir adelante con vuestro amor, con vuestro compromiso y con vuestra apuesta por una vida juntos. Y eso siempre es importante.
Ya salió la palabra amor, en una boda siempre sale. Pero hay una palabra que para mí debería estar siempre relacionada con el amor (y en vuestro caso creo estar en condiciones de afirmar que lo está). Es una palabra que suena muy parecida, de hecho se diferencia de ésta sólo en dos letras, pero en un único sonido, y que rima con ella. Es la palabra humor.
Todo el que conozca a Marisol, todo el que pase un rato con ella, sabe que es difícil, por no decir imposible, no sonreír una sola vez. Hasta su nombre es un simpático juego de palabras: no me refiero sólo a la conjunción del mar y el sol, que es algo que a todos nos levanta el ánimo y nos pone de buen humor, sino que Sol, Marisol, Solete..., es también Soledad (y además de que Soledad es también nombre de humorista, todos necessitamos a veces un ratito de soledad para ser felices). Tienes un nombre que da mucho juego, Marisol, y que tiene mucho fondo. Ahora bien, de todos los nombres, diminutivos y apelativos con los que la gente que te quiere se dirige a ti, el que más me gusta es el de "socia", término que ahora adquiere una nueva dimensión.
Porque, de alguna manera, el matrimonio también es una "sociedad". Y esta nueva sociedad que ahora constituís Jaime y Marisol, Marisol y Jaime, debe estar, así lo deseamos todos, cimentada sobre estos dos pilares: el amor y el humor. Y como ambos, amor y humor, necesitan irradiarse y expandirse para poder existir, también es deseo de todos nosotros poder experimentar siempre vuestro cariño y disfrutar con vuestra simpatía.
Que seáis siempre muy felices.
Lo de hoy no es sólo una ceremonia, un mero trámite, un paso más en vuestro compromiso. Porque todas las ceremonias expresan algo, todos los trámites se llevan a cabo con una finalidad y todos los pasos conducen a algún sitio. Y el hecho de que vosotros estéis hoy aquí, dando este paso, y de que lo estéis haciendo delante de todos nosotros, y también delante de muchos otros que no están aquí pero que residen para siempre en vuestro corazón y en vuestra memoria, significa que queréis confirmar y manifestar ante todos que os queréis, que queréis seguir adelante con vuestro amor, con vuestro compromiso y con vuestra apuesta por una vida juntos. Y eso siempre es importante.
Ya salió la palabra amor, en una boda siempre sale. Pero hay una palabra que para mí debería estar siempre relacionada con el amor (y en vuestro caso creo estar en condiciones de afirmar que lo está). Es una palabra que suena muy parecida, de hecho se diferencia de ésta sólo en dos letras, pero en un único sonido, y que rima con ella. Es la palabra humor.
Todo el que conozca a Marisol, todo el que pase un rato con ella, sabe que es difícil, por no decir imposible, no sonreír una sola vez. Hasta su nombre es un simpático juego de palabras: no me refiero sólo a la conjunción del mar y el sol, que es algo que a todos nos levanta el ánimo y nos pone de buen humor, sino que Sol, Marisol, Solete..., es también Soledad (y además de que Soledad es también nombre de humorista, todos necessitamos a veces un ratito de soledad para ser felices). Tienes un nombre que da mucho juego, Marisol, y que tiene mucho fondo. Ahora bien, de todos los nombres, diminutivos y apelativos con los que la gente que te quiere se dirige a ti, el que más me gusta es el de "socia", término que ahora adquiere una nueva dimensión.
Porque, de alguna manera, el matrimonio también es una "sociedad". Y esta nueva sociedad que ahora constituís Jaime y Marisol, Marisol y Jaime, debe estar, así lo deseamos todos, cimentada sobre estos dos pilares: el amor y el humor. Y como ambos, amor y humor, necesitan irradiarse y expandirse para poder existir, también es deseo de todos nosotros poder experimentar siempre vuestro cariño y disfrutar con vuestra simpatía.
Que seáis siempre muy felices.
Comentarios