Hola, corazones.
El verano (las vacaciones de) se me están acabando y este es un buen momento, como otro cualquiera, para hacer un pequeño balance de lo ocurrido. Ha sido, suele serlo para mí, un verano eminentemente familiar, casero, tranquilo. Es lo que busco, en realidad.
Desayunos, comidas y cenas (fuera o dentro, es decir, en casa o en bares o restaurantes) son siempre encuentros familiares más o menos amplios, en los que tres generaciones de Santos se juntan para hablar de sus asuntos delante de un sobao, unas rabas, unos bocartes o un bonito. Siendo familia superpoblada, se suceden, además, los cumpleaños, recordatorios de que la vida sigue para todos.
Antiguamente, ¡qué tiempos! vivíamos todos juntos en la gran casona familiar. Ahora ya no es así: estamos en régimen de alquiler. Vivir durante casi un mes en un piso alquilado es una pequeña aventura. Hay que organizarse y colaborar para no sucumbir en el caos. Yo me he decantado, principalmente, por la cocina. Nada del...
Nacido para ofercer un Pensamiento para cada semana, con un comentario personal, diferente, quizá original, no renuncio a que vuelva a su ser. De momento, será una colección de textos y vuelcos personales de todo tipo.