Ir al contenido principal

Un pensamiento de Pablo Neruda

Buenos días, amigos, saludos desde este fresco despacho.

Hoy no sé de qué hablar, y Proverbia.net no me ayuda con su envío diario, sobre la televisión, algo tan anodino, tan poco interesante, tan inconsistente. Así que acudo a la genial Agenda San Pablo 2008, bendito sea su autor por los siglos, que me facilita un consejo sobre el pecado el día 24 de octubre y una poética reflexión el día 25. Esta es, pues, la frase, una vez desestimada la del santo padre Claret:

«Conocer el amor de los que amamos es el fuego que alimenta la vida» (Pablo Neruda).

Si yo amo a alguien, cabe la posibilidad de que ese alguien, esa alguien, si preferís, me ame, pero también la contraria, es decir, que no me ame; cabe incluso que no sepa de mi amor, o que el desconocimiento sea recíproco, es decir, que tampoco yo sepa del amor de ese o esa alguien. ¡Qué lío! No. Es sencillo. Si yo no manifiesto mi amor, si no manifestamos nuestro amor, este amor no será conocido ni transmitido, y no habrá fuego que alimente nuestra vida, y el fuego se apagará. Y no estamos hablando aquí ni sólo ni principalmente del amor pasional, del amor conyugal o del mero amor erótico, sino del acto de amor que debemos, por mandato divino, mejor por recomendación divina, a todos los hombres por el mero hecho de serlo. Amor que se trasluce de una manera más nítida en aquellas personas a las que conocemos, tratamos, en aquellos con quienes convivimos, incluida, si la hubiere, nuestra pareja, es decir, nuestro amor conyugal, unitivo.

Nada más puedo comentar de una frase que en poco dice tanto y lo dice tan bien como sólo un grande entre los grandes, un corazón entre los corazones, un poeta, Pablo Neruda, puede decirlo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Un pensamiento de Arthur Schopenhauer

Buenos días, queridos amigos. La semana ha sido intensa, amén de tensa. La crispación ha estado rondándome a diario, mañana, tarde y, sobre todo, noche en forma de contracturas, carencia de relajación muscular (¿pero, de verdad tengo músculos?, no sabía) y dificultad de conciliar el sueño. Factores varios han hecho posible tal convergencia de calamidades sobre mi cuello. El menos importante, quizá, es el que va a dar pie a la reflexión de hoy, debido a que ha sido recurrente hasta alcanzar un elevado grado de pesor. Me explico: veo poco la televisión, pero cuando lo hago, aunque no quiera, aparece cierto personaje femenino, con cara de arenque ahumado pasado de fecha y un carácter que nunca ha conocido virtud alguna, lanzando burdeces por su orificio bucal. Y mi pregunta siempre ha sido: ¿qué tiene esta tipa para salir a todas horas, todos los días, en todos los programas y revistas de zafiedad (antes sociedad)? Una respuesta podría ser «dinero y desvergüenza», y quizá esa sea la respu...

Si amas a Dios, de Amado Nervo

Este es uno de los más hermosos poemas en prosa de Amado Nervo; pertenece a su obra Plenitud. Si amas a Dios, en ninguna parte has de sentirte extranjero, porque Él estará en todas las regiones, en lo mas dulce de todos los paisajes, en el limite indeciso de todos lo horizontes. Si amas a Dios, en ninguna parte estarás triste, porque, a pesar de la diaria tragedia Él llena de jubilo el Universo. Si amas a Dios, no tendrás miedo de nada ni de nadie, porque nada puedes perder y todas las fuerzas del cosmos, serían impotentes para quitarte tu heredad. Si amas a Dios, ya tienes alta ocupación para todos los instantes, porque no habrá acto que no ejecutes en su nombre, ni el mas humilde ni el mas elevado. Si amas a Dios, ya no querrás investigar los enigmas, porque lo llevas a Él, que es la clave y resolución de todos. Si amas a Dios, ya no podrás establecer con angustia una diferencia entre la vida y la muerte, porque en Él estás y Él permanece incólume a través de todos los cambios.

Un pensamiento de Mario Vargas Llosa

Hola, corazones. Me gusta la gente que cuando recibe la noticia de que se le ha concedido un premio, muestra su alegría, su sorpresa y su satisfacción por partes iguales, sin ese extraño temor a que te critiquen, sin ese esnobismo de intelectual progre o simplemente rarito que ha motivado que muchos otros hayan aceptado el premio profiriendo previamente alguna grosera boutade . Olé, pues, por Mario Vargas Llosa , que exulta. Con los Nobel me suele ocurrir, además, que mis vírgenes oídos en el vasto territorio de la literatura mundial jamás hayan oído pronunciar el nombre del ganador (Hertas, Jelineks, Koetzees o como se llamen han sido para mí absolutamente ajenos), o que, incluso habiendo leído alguna excelente obra del premiado, su persona me caiga redonda, gorda o rematadamente mal (si digo sus nombres, alguno me crucificará, pero si son excelentes La colmena o La balsa de piedra , por ejemplo, no lo son tanto los gases de cuerpo y mente que en ocasiones sus autores han desprendido...