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Ficción de la vida misma

La de Mª Ángeles López Romero parece una trayectoria natural: comienza trabajando como periodista redactando noticias y artículos, haciendo entrevistas y reportajes, contando a los demás lo que ocurre, lo que se ve y lo que no se ve tras cada protagonista para mejorar su vida y la de los demás. Luego reúne los artículos en blogs, clasificados por los temas que desarrolla cada historia: familia, exclusión social, educación, transmisión de la fe... Después, agrupa las historias en libros orientados a ayudar a padres «blanditos» a educar a sus hijos; a descubrir formas maduras y modernas de narrar la fe; a instalar columpios en lugares llenos de silencio, sed y arena; a reflexionar sobre la engorrosa muerte, a dar esperanza a los crucificados de hoy, e incluso a enseñar modales a monstruos entrañables. Y entra en el terreno de la ficción, trasladando al género infantil aquellos cálidos cuentos del abuelo.


Y por fin, una novela. De esas en las que la ficción toma prestada de la realidad –polifacética y poblada de multitud de personas– muchos elementos. Escrita, además, desde la cercanía familiar de personas, lugares, aventuras, experiencias, anécdotas y expresiones propias y ajenas. Una novela que retrata la vida misma.

Serás Recuerdo, serás Olvido nos presenta a Dina, una periodista sevillana cercana a los cuarenta años, en el momento en que una sucesión de intensos acontecimientos le provoca una cascada de emociones, inquietudes, pensamientos, temores, descubrimientos... A lo largo de sus páginas asoman una y otra vez olvido y recuerdo, palabra y memoria, amor y desamor, enfermedad y muerte, amistad y familia, conversación y silencio, risa y llanto, lo más sórdido y lo más generoso del ser humano, haciendo que la protagonista –y el lector con ella– reflexionen a cada paso sobre la existencia y la naturaleza humana. 

En esta historia que se lee con fluidez –con avidez por saber qué le pasará a Dina a vuelta de página–, cada palabra, cada personaje, cada lugar y cada situación han sido tratados con mimo y situados en su lugar exacto en la trama. De muchos podría pensarse si son autobiográficos o tomados de experiencias que la autora ha conocido en su ejercicio profesional y a través de sus relaciones personales. Incluso se puede dudar si «la» errata es tal o llamar shopper a la clásica moto chopper es porque así la pronuncia un grupo de amigas sevillanas aficionadas a fantasear historias y con gusto por ir de tiendas. O si esa heladería que cerró hace años regresa a su ubicación más como homenaje que como lapsus memoriae. Incluso pueden reconocerse expresiones que la autora ha oído y ha atesorado en su memoria, siempre con permiso: «Si me dejas, me quedo esa palabra para mi novela».

Es una novela excelente. Como excelentes son las de Carmen Guaita, del mismo sello editorial. Ambas autoras tienen demostrada calidad y prestigio en el no muy amplio y algo ambiguo ámbito del libro religioso. Y sabiendo que sus novelas podrían haber pasado inadvertidas en una editorial generalista, Khaf ha tenido el gusto de editarlas con esmero para convertirlas en hitos selectos que ennoblecen su catálogo.



(Publicado originalmente en la revista Vida NUeva, nº 3.277, 1 de julio de 2022).

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