Ir al contenido principal

Feria del Libro: raindrops falling on my head

Una Feria sin anécdotas es una Feria perdida; una Feria sin lluvia es una quimera. Pues este año hemos tenido un reencuentro con la más pura realidad: si la lluvia visita la Feria todos los años, este concretamente ¡es que casi no se ha ido! Lo del sábado fue para nota. Seguro que más de un librero o más de un vendedor de caseta o "feriante", si se nos puede llamar así, perdió la paciencia mientras veía cómo las cubiertas de sus libros se cuarteaban con la humedad y con el agua que goteaba de los pocos visitantes que lograban asomarse. Nosotros tuvimos suerte: si el primer fin de semana las cámaras se nos metieron en la caseta y nos sacaron en el telediario, en este tuvimos a un equipo de rodaje emocionado con los charcos, los reflejos, las salpicaduras... Y el charco más apetitoso del Paseo, al parecer, estaba justo a mitad de camino de las editoriales San Pablo y MacMillan, que estaban enfrente la una de la otra. Así que allí tuvimos a un montón de modernos hipermegaartísticos buscando el mejor perfil de aquella gota o repitiendo por enésima vez el golpear de la lluvia sobre aquella bolsa de patatas fritas de allí...

Sin embargo, a pesar la lluvia, hubo quien se atrevió a pasear, y en los pocos ratos en los que Tlaloc miraba para otro lado, incluso pudieron comprar algún libro no del todo empapado. Y como nosotros damos bolsas de plástico y no de papel, se llevaban el libro protegido a casa (que a más de un cliente se le ha desfondado una humedecida bolsa "oficial" de Feria).

Y los autores que se vieron obligados a pasar el rato en la caseta no sólo no se aburrieron (damos conversación suficiente, al menos, como para que no tengan que detenerse a contar las gotas que caen), sino que firmaron un número más que aceptable de sus obras. Así le pasó por la mañana a Heinz Delam, autor de Las puertas de Ácronos, que ha logrado meter su obra entre los cinco primeros del "top ten SP" (los diez títulos más vendidos de San Pablo). Así le pasó también a Lorenzo Silva, que repartió la tarde entre nosotros y una librería treinta casetas más adelante, y que firmó él solo ejemplares de El videojuego al revés, un libro que ha sido escrito por su hija Laura. Pero claro, la lluvia y el frío hizo estragos y Laura no pudo firmar porque sus oídos estaban un poco quejicosos. Así que, lluvia y todo, el sábado pasó sin grandes sobresaltos.

Y llegó el domingo. Y salí por la mañana de casa pertrechado para pasar otro día tremendo: paraguas, jersey, sombrero, foulard... E hizo sol. Y la gente salió y compró enloquecida por el rato de sol y alegría que estaban disfrutando tras el triste día de ayer. Y las dos autoras que firmaron, que son dos auténticos soles, firmaron mucho y desplegaron su encanto. No pude ver a Mª Ángeles López Romero, la autora de Papás blandiblup, que agotó las existencias de su libro en la caseta, pero sí tuve el placer de pasar la tarde con Carmen Guaita. Ya ha hablado de ella en otras ocasiones, tampoco es cuestión de repetirme. Un fin de Feria con Carmen es algo irrepetible.



Con Carmen Guaita, autora de Desconocidas, el último día de Feria

Comentarios

Ana ha dicho que…
¡Enhorabuena por ese fin de Feria! Lo mejor de la Feria es que allí no solo hay libros, sino que hay mucho más y tú lo cuentas de maravilla.

Un besito.

Entradas populares de este blog

Un pensamiento de Arthur Schopenhauer

Buenos días, queridos amigos. La semana ha sido intensa, amén de tensa. La crispación ha estado rondándome a diario, mañana, tarde y, sobre todo, noche en forma de contracturas, carencia de relajación muscular (¿pero, de verdad tengo músculos?, no sabía) y dificultad de conciliar el sueño. Factores varios han hecho posible tal convergencia de calamidades sobre mi cuello. El menos importante, quizá, es el que va a dar pie a la reflexión de hoy, debido a que ha sido recurrente hasta alcanzar un elevado grado de pesor. Me explico: veo poco la televisión, pero cuando lo hago, aunque no quiera, aparece cierto personaje femenino, con cara de arenque ahumado pasado de fecha y un carácter que nunca ha conocido virtud alguna, lanzando burdeces por su orificio bucal. Y mi pregunta siempre ha sido: ¿qué tiene esta tipa para salir a todas horas, todos los días, en todos los programas y revistas de zafiedad (antes sociedad)? Una respuesta podría ser «dinero y desvergüenza», y quizá esa sea la respu

Si amas a Dios, de Amado Nervo

Este es uno de los más hermosos poemas en prosa de Amado Nervo; pertenece a su obra Plenitud. Si amas a Dios, en ninguna parte has de sentirte extranjero, porque Él estará en todas las regiones, en lo mas dulce de todos los paisajes, en el limite indeciso de todos lo horizontes. Si amas a Dios, en ninguna parte estarás triste, porque, a pesar de la diaria tragedia Él llena de jubilo el Universo. Si amas a Dios, no tendrás miedo de nada ni de nadie, porque nada puedes perder y todas las fuerzas del cosmos, serían impotentes para quitarte tu heredad. Si amas a Dios, ya tienes alta ocupación para todos los instantes, porque no habrá acto que no ejecutes en su nombre, ni el mas humilde ni el mas elevado. Si amas a Dios, ya no querrás investigar los enigmas, porque lo llevas a Él, que es la clave y resolución de todos. Si amas a Dios, ya no podrás establecer con angustia una diferencia entre la vida y la muerte, porque en Él estás y Él permanece incólume a través de todos los cambios.

Un pensamiento de Aristóteles

Buenos días, queridos amigos. No tengo hoy demasiadas ganas de pensar, espero que sepáis perdonarme. Así que me he enganchado al envío diario de Proverbia.net y he agarrado la primera frase que he visto, que responde a la categoría de «sueños» (un día hablaremos de cómo en Proverbia.net clasifican las frases según temas y categorías de una forma que a veces me resulta aleatoria: «Dios te lo pague», un suponer, lo clasificarían en «Dios», lógicamente, pero tampoco sería nada raro que apareciera en «paga», «sueldo», o «retribución»). Y aunque la frase-cita no habla más que de un tipo de sueños, y yo estoy ahora más cerca de las pesadillas o del insomnio que del onírico placer o de la eternidad de la ensoñación, he apuntado la frase, a ver qué sacamos de ella. «Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo» (Aristóteles). Ya digo que no tengo muchas ganas de pensar. Y para quien no desea p