El Pensamiento de la Semana

Hoy comienza la Feria del Libro. Quien me conoce, sabe bien que este es un acontecimiento que considero grande e importante, y que me ha reportado, desde niño, grandes satisfacciones. Conocer y descubrir libros maravillosos, ver la inmensa pluralidad de librerías, editoriales, escritores, etc., que ofrecen lo que tienen, lo que piensan y lo que son simplemente mostrándolo, sin imponerlo. Compartir las caras de alegría de los niños cuando descubren ese libro que de repente les llena todo su mundo. Poco a poco, convertirme en buscador de curiosidades, de libros raros, de esos que no encuentras en la mesa de novedades de los grandes centros libreros. Después, pasar a ver la experiencia de la Feria desde dentro, como colaborador, como vendedor, como expositor. Y acabar viviendo la Feria también como escritor (¿se mantendrá este año mi libro en el top ten de la caseta, como ha estado desde su nacimiento, en abril de 2012?).   Como es tradición, hoy voy a hablar de libros, y lo voy ...

Llevo una temporada larga dándole vueltas al tema del respeto, algo que todo el mundo exige pero nadie parece estar muy dispuesto a conceder de entrada. Una persona expresa una opinión y siempre hay quien se ofende por su afirmación (no entro a calibrar la fortuna o infortunio de la opinión expresada) y comienza entonces una campaña más o menos orquestada para desacreditarle, exigiéndole respeto y rectificaciones incluso por vía judicial. Si opinas diferente, reclaman respeto, te humillan y te exigen rectificar y pedir perdón. Y a veces te insultan. Pero eso no es faltar al respeto. ¿Es que no se puede tener opiniones diferentes? Vas a entrar en tu casa y un grupo de gente que está apalancada en la puerta impidiéndote el paso te exige que respetes su derecho a estar en la calle y que les pidas permiso. Y cuando les dices que no piensas pedir permiso a nadie para entrar en tu propia casa, te llaman amargado. Una mujer aparca su coche mal y tiene un altercado con el agent...