Mis queridos amigos.
Feliz Año. (Sí, ya sé que hoy es jueves, pero es que mañana, amén de los Santos Inocentes, tengo el día de vacaciones, ya que, desde que en mi empresa pusieron esa norma, cristiana y favorecedora de la conciliación familia-trabajo, de que sólo se podía coger un día de vacaciones en el mes de diciembre, pues yo lo cojo, porque sí y además porque también; esto significa que mañana no vengo, y que el Pensamiento os lo endiño hoy, y que es el último… al menos de este año; el año que viene ya veremos, depende de cómo os portéis…).
Como es fin de año y me ha pillao el toro con el refajo a medio poner, no tengo nada preparado. Así que hoy, todo breve y todo de lata. Como la frase-cita, por ejemplo, tomada del 31 de diciembre de la Agenda San Pablo 2008 (vamos, un año de adelanto: la de 2007 era demasiado larga para copiarla y demasiado pía para comentarla en dos minutos):
«Un día es una eternidad en miniatura» (Ralph Waldo Emerson).
Si la semana pasada hablábamos de que un niño es un ser humano en desarrollo, y ponía como ejemplo perfecto a Santiagón, un perfecto hombrecito en la más precisa de sus acepciones, esta semana aplicamos la misma medida y los mismos términos comparativos al tiempo y afirmamos con Emerson (lo que me costó enterarme del contenido de sus iniciales) que un día a veces puede dar para mucho, que el tiempo es relativo y que según cómo se mire la eternidad puede hacerse algo accesible. Toma ya. No sigo que me ha quedado monísimo esto, oyes.
Feliz 2008 a todos. Día tras día. Que lo peor del año sea el comienzo, un leve atragantón con las uvas, esas pepitas… Y si hay algo peor a lo largo del año, por doloroso que sea, que sea siempre para vuestro crecimiento personal, espiritual y sentimental, y que os sirva siempre, siempre, como término de comparación de las muchas maravillas que disfrutáis y habéis disfrutado. Siempre. Un enorme abrazo y un sentido beso a todos y todas, incluso a todes.
Feliz Año. (Sí, ya sé que hoy es jueves, pero es que mañana, amén de los Santos Inocentes, tengo el día de vacaciones, ya que, desde que en mi empresa pusieron esa norma, cristiana y favorecedora de la conciliación familia-trabajo, de que sólo se podía coger un día de vacaciones en el mes de diciembre, pues yo lo cojo, porque sí y además porque también; esto significa que mañana no vengo, y que el Pensamiento os lo endiño hoy, y que es el último… al menos de este año; el año que viene ya veremos, depende de cómo os portéis…).
Como es fin de año y me ha pillao el toro con el refajo a medio poner, no tengo nada preparado. Así que hoy, todo breve y todo de lata. Como la frase-cita, por ejemplo, tomada del 31 de diciembre de la Agenda San Pablo 2008 (vamos, un año de adelanto: la de 2007 era demasiado larga para copiarla y demasiado pía para comentarla en dos minutos):
«Un día es una eternidad en miniatura» (Ralph Waldo Emerson).
Si la semana pasada hablábamos de que un niño es un ser humano en desarrollo, y ponía como ejemplo perfecto a Santiagón, un perfecto hombrecito en la más precisa de sus acepciones, esta semana aplicamos la misma medida y los mismos términos comparativos al tiempo y afirmamos con Emerson (lo que me costó enterarme del contenido de sus iniciales) que un día a veces puede dar para mucho, que el tiempo es relativo y que según cómo se mire la eternidad puede hacerse algo accesible. Toma ya. No sigo que me ha quedado monísimo esto, oyes.
Feliz 2008 a todos. Día tras día. Que lo peor del año sea el comienzo, un leve atragantón con las uvas, esas pepitas… Y si hay algo peor a lo largo del año, por doloroso que sea, que sea siempre para vuestro crecimiento personal, espiritual y sentimental, y que os sirva siempre, siempre, como término de comparación de las muchas maravillas que disfrutáis y habéis disfrutado. Siempre. Un enorme abrazo y un sentido beso a todos y todas, incluso a todes.
Comentarios
¿Se me oye? uno, dos, probando.
Parece que funciona.
¡Viva el vino! ¡y Honduras!
Lamentablemente, el día que lo celebráisteis teníamos cita con los olivos y Mux en Pedromuñoz y pasamos un día estupendo recogiendo aceitunas en perfecta armonía con la naturaleza.
Por cierto, el día 12 de enero volveremos a ir a terminar unos pocos olivos que nos han quedado. Cualquiera que tenga interés de ver a Javi Mux y pasar un día de campo con viejos amigos puede venir a echar una mano.
Bueno. Pues feliz año para todos.