Ir al contenido principal

Un pensamiento de Jacques Dupont

Saludos cordiales, mis queridos amigos. Ayer me pidieron que el de hoy fuera un pensamiento amable, divertido, sonriente. No sé si lo conseguiré, pero por si acaso, puedo comenzar con un pequeño chiste de temática afín a la empresa en la que trabajo, que leí ayer mismo:

¿Cuándo instituyó Jesucristo el sacramento del matrimonio? Cuando dijo: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen».

Ahora un poco más en serio, si es que se puede ser serio en momentos así, como este jocundo y buenhumorista tiempo en que nos ha tocado vivir. Me encuentro la frase-cita del día en la agenda de San Pablo, para un día como hoy, que es trece de junio, viernes, y se conmemora a san Antonio de Padua, santo portugués. Y dice así:

«Sería absurdo lamentarse porque la comunidad no nos da lo que esperamos de ella si nosotros mismos no ofrecemos las cosas que la comunidad espera de nosotros» (Jacques Dupont).

Dar a la comunidad lo que espera de nosotros para que nosotros podamos recibir lo que esperamos de la comunidad. Alguno dirá que eso es una revisitación del feudalismo, aquel sistema en el que el señor feudal daba protección a la población a cambio de que esta cultivara sus tierras y le llenara la despensa (vale, es una reducción simplista la que he hecho, pero es por abreviar). También puede ser una versión de otros sistemas de relaciones político-económico-sociales. En el fondo, creo yo, es lisa y llanamente lo que esa señora que nadie ha visto nunca y se responde al nombre de Vox Populi entiende que debe ser la relación de convivencia entre las personas.
Desde la familia, en la que los padres no deben exasperar a los hijos y los hijos no deben desobedecer a los padres (me suena a un tal Saulo), es decir, en la que todos deben respetarse y amarse, hasta las relaciones internacionales (o interplanetarias, que los hay que siguen empeñados en traerse de Marte algún ser verde con el que iniciar una nueva era), en la que los países malos deben acatar las resoluciones de Naciones Unidas y los países buenos deben aportar a Naciones Unidas sus recursos, pero pocos, para que los países regulares puedan seguir mirando cómo comen los países democráticos ricos y cómo pisan los países dictatoriales, sean ricos o pobres.
Y en medio, pues también. ¿Qué espera la comunidad de vecinos de un vecino? Que no arme escándalo, que pague sus cuotas, que sea amable, que no acose ni amenace a nadie, etc. En el momento en que el vecino cumple esas expectativas de la comunidad, puede esperar de esta respeto, tranquilidad, limpieza, discreción. Y a veces cotilleos, pero es harina de otro costal.
Esto que dice monsieur Dupont de que esperemos de la comunidad a la par que ofrecemos a la comunidad es, diría yo, lo normal, lo convencional, lo natural.
Pero hete aquí que hay mucha gente, mucha, que no piensa lo mismo. Por ejemplo, ese grupo de gente que fuma porros y mea donde les sale de ahí mismo, llevan rastas y pantalones de algodón rizado de colorines, no dan palo al agua ni por asomo y pretenden que la comunidad les dé una vivienda digna. Lo que no sabemos es lo que entienden por digna, pues, si por un lado son capaces de meterse a vivir en una casa cerrada hace años, sin abastecimientos (hasta que ellos hacen sus propias conexiones, que por supuesto no son, en absoluto, ilegales) y seguramente sin escobas ni fregonas (eso es de gente que escucha a la Pantoja). Pues digna, aparte de otras consideraciones, es una casa en la que vive una persona digna.
He dicho. Con toda dignidad. Y ahora espero de vosotros, comunidad de lectores del Pensa, que esperabais de mí mi ración semanal de sandez, una respuesta. Y que sea digna.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Un pensamiento de Arthur Schopenhauer

Buenos días, queridos amigos. La semana ha sido intensa, amén de tensa. La crispación ha estado rondándome a diario, mañana, tarde y, sobre todo, noche en forma de contracturas, carencia de relajación muscular (¿pero, de verdad tengo músculos?, no sabía) y dificultad de conciliar el sueño. Factores varios han hecho posible tal convergencia de calamidades sobre mi cuello. El menos importante, quizá, es el que va a dar pie a la reflexión de hoy, debido a que ha sido recurrente hasta alcanzar un elevado grado de pesor. Me explico: veo poco la televisión, pero cuando lo hago, aunque no quiera, aparece cierto personaje femenino, con cara de arenque ahumado pasado de fecha y un carácter que nunca ha conocido virtud alguna, lanzando burdeces por su orificio bucal. Y mi pregunta siempre ha sido: ¿qué tiene esta tipa para salir a todas horas, todos los días, en todos los programas y revistas de zafiedad (antes sociedad)? Una respuesta podría ser «dinero y desvergüenza», y quizá esa sea la respu...

Si amas a Dios, de Amado Nervo

Este es uno de los más hermosos poemas en prosa de Amado Nervo; pertenece a su obra Plenitud. Si amas a Dios, en ninguna parte has de sentirte extranjero, porque Él estará en todas las regiones, en lo mas dulce de todos los paisajes, en el limite indeciso de todos lo horizontes. Si amas a Dios, en ninguna parte estarás triste, porque, a pesar de la diaria tragedia Él llena de jubilo el Universo. Si amas a Dios, no tendrás miedo de nada ni de nadie, porque nada puedes perder y todas las fuerzas del cosmos, serían impotentes para quitarte tu heredad. Si amas a Dios, ya tienes alta ocupación para todos los instantes, porque no habrá acto que no ejecutes en su nombre, ni el mas humilde ni el mas elevado. Si amas a Dios, ya no querrás investigar los enigmas, porque lo llevas a Él, que es la clave y resolución de todos. Si amas a Dios, ya no podrás establecer con angustia una diferencia entre la vida y la muerte, porque en Él estás y Él permanece incólume a través de todos los cambios.

Un pensamiento de Mario Vargas Llosa

Hola, corazones. Me gusta la gente que cuando recibe la noticia de que se le ha concedido un premio, muestra su alegría, su sorpresa y su satisfacción por partes iguales, sin ese extraño temor a que te critiquen, sin ese esnobismo de intelectual progre o simplemente rarito que ha motivado que muchos otros hayan aceptado el premio profiriendo previamente alguna grosera boutade . Olé, pues, por Mario Vargas Llosa , que exulta. Con los Nobel me suele ocurrir, además, que mis vírgenes oídos en el vasto territorio de la literatura mundial jamás hayan oído pronunciar el nombre del ganador (Hertas, Jelineks, Koetzees o como se llamen han sido para mí absolutamente ajenos), o que, incluso habiendo leído alguna excelente obra del premiado, su persona me caiga redonda, gorda o rematadamente mal (si digo sus nombres, alguno me crucificará, pero si son excelentes La colmena o La balsa de piedra , por ejemplo, no lo son tanto los gases de cuerpo y mente que en ocasiones sus autores han desprendido...