Llevo tiempo queriendo hacer un comentario a este magnífico libro, La vida y la danza, pero nunca encuentro tiempo suficiente para dedicarle toda la atención que merece. Lo compré nada más supe de que estaba disponible en el mercado (de su existencia sabía antes incluso de que el original estuviera acabado y hubiera encontrado editorial). El mismo día en que lo adquirí, comencé a leerlo, y en dos días llevaba leídas (más: bebidas) algo más de doscientas páginas, y me había reído, emocionado, casi llorado (que soy de lágrima fácil, lo saben hasta en Australia, pero aun así...).
El género de las memorias siempre me ha atraído, sobre todo cuando la persona y su actividad profesional me resultan interesantes, cuando no apasionantes. Aparte de hacerte una idea global de la biografía y de los sentimientos de la persona, acabas conociendo un montón de curiosidades acerca del protagonista, de su profesión y de un sinfín de personajes interesantes. Incluso te ayudan a conocer detalles insospechados de una época histórica concreta, cercana por propia.
Este es el caso de Víctor Ullate y sus memorias. Me gusta el personaje, me cae bien desde hace mucho tiempo, casi sin saber muy bien por qué. Quizá porque es un artista impresionante, porque es un trabajador incansable, y porque ha sido siempre un ser libre. Tiene, además, cara de buena persona. Lo he visto en medios, y lo he visto varias veces en actos festivos relacionados con la autora, Carmen Guaita, a quien conozco y aprecio, y de quien es un buen amigo. No existe mejor referencia. Y una vez leídas sus memorias, admiro más aún a este gran bailarín.
Creo que nadie mejor que Carmen Guaita para dar cuerpo literario, para dar vida en el papel, de nuevo, a la vida vivida de Víctor Ullate. Carmen es una gran escritora, lo ha demostrado ya en sus libros precedentes, algunos de los cuales he comentado ya aquí. Sus libros son siempre fruto de la escucha y de la conversación con otro u otros. Escuchando, con los oídos, con la inteligencia y con el corazón atentos, Carmen es capaz de extraer una lección de vida de lo que para muchos otros no sería casi más que una anécdota relatada con gracia por su protagonista. Y además lo plasma con un expresión sencilla, elegante, natural.
Cada vez que lees en este libro que Víctor Ullate tuvo una lesión, recibió una ovación, sufrió una desilusión, se encontró con el abandono o con el éxito, se empeñó por encima de todo en hacer lo que quería y sabía (quiere y sabe), sintió orgullo por el éxito de sus alumnos..., estás leyendo, gracias a su interlocutora, gracias a quien ha puesto sus palabras y recuerdos en orden sobre el papel, una auténtica lección de vida, que te habla de pundonor, de entereza, de tesón, de superación, de dignidad, de bondad, de generosidad...
Es un libro magnífico, lo recomiendo. Sinceramente.
Comentarios
Mil gracias por esta maravillosa reseña.
Carmen Guaita