Ir al contenido principal

Un pensamiento de Albert Camus

Mis queridos amigos, muy buenos días y bienvenidos a este espacio, como cada viernes.

El Pensamiento o frase-cita de hoy nos lo trae el existencialismo francés, concretamente Albert Camus. Cuando me explicaron el existencialismo en literatura –hago este inciso para que mis doctoras en Literatura me comprendan: igual fue que estaba mal explicado, aunque lo dudo, pues mi profesor era muy bueno, seguramente es que yo no hice mucho caso y me enteré de menos de la mitad y no bien– yo pensaba que era casi un movimiento de pose literaria que se dedicaba a negar la existencia o, mejor, cualquier viso de trascendencia y magnitud amplificadora de la existencia humana, imbuidos por una especie de nihilismo que no piensa que nada obsta (nihil obstat) sino que nada importa. Pero no, está claro que no es así. He ido descubriendo desde entonces un algo diferente en el pensamiento y la expresión de estos señores.

«Cuando se ha visto una sola vez el resplandor de la dicha en el rostro de un ser querido, uno sabe que para el hombre no puede haber otra vocación que la de suscitar esta luz en los rostros que le rodean» (Albert Camus).

El resplandor de la dicha en el rostro de un ser querido. La sonrisa de un bebé, la alegría con que una pareja anuncia a su familia y a sus amigos su compromiso, la alegría de ser padres, el reencuentro inesperado, la ilusión de ver de nuevo las fotos de antaño, la felicidad secreta de saber que se ha hecho el bien en cualquier caso, la ilusión de recibir un regalo por sorpresa, la sonrisa que se escapa al evocar un recuerdo entrañable, el encanto de escuchar de nuevo alguna de las palabras mágicas: gracias, por favor, encantado, te quiero…; tantas y tantas cosas, pequeñas y grandes, ordinarias y extraordinarias que hacen (o deberían hacer) que resplandezca la dicha en nuestros rostros… Y, a pesar de todo, cuán difícil nos resulta admitir que por encima de otras consideraciones, de otros compromisos, de otras vocaciones, por importantes que sean, está, siempre, la vocación que nos recuerda Camus: suscitar esa luz, la que provoca la auténtica felicidad, en los rostros que nos rodean. Ojalá nuestros rostros transfiguraran más veces, ojala nuestros actos, nuestras palabras, nuestras actitudes, fueran generadoras de luz, de esa luz interna que sale a la calle a través del rostro de las personas felices.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
La frase de hoy quizá sea de las más prácticas que hayas elegido, pues siendo primeros de año te anima a ponerla en marcha.

Besos para todos.

Ja Bier

Entradas populares de este blog

Un pensamiento de Mario Vargas Llosa

Hola, corazones. Me gusta la gente que cuando recibe la noticia de que se le ha concedido un premio, muestra su alegría, su sorpresa y su satisfacción por partes iguales, sin ese extraño temor a que te critiquen, sin ese esnobismo de intelectual progre o simplemente rarito que ha motivado que muchos otros hayan aceptado el premio profiriendo previamente alguna grosera boutade . Olé, pues, por Mario Vargas Llosa , que exulta. Con los Nobel me suele ocurrir, además, que mis vírgenes oídos en el vasto territorio de la literatura mundial jamás hayan oído pronunciar el nombre del ganador (Hertas, Jelineks, Koetzees o como se llamen han sido para mí absolutamente ajenos), o que, incluso habiendo leído alguna excelente obra del premiado, su persona me caiga redonda, gorda o rematadamente mal (si digo sus nombres, alguno me crucificará, pero si son excelentes La colmena o La balsa de piedra , por ejemplo, no lo son tanto los gases de cuerpo y mente que en ocasiones sus autores han desprendido...

Si amas a Dios, de Amado Nervo

Este es uno de los más hermosos poemas en prosa de Amado Nervo; pertenece a su obra Plenitud. Si amas a Dios, en ninguna parte has de sentirte extranjero, porque Él estará en todas las regiones, en lo mas dulce de todos los paisajes, en el limite indeciso de todos lo horizontes. Si amas a Dios, en ninguna parte estarás triste, porque, a pesar de la diaria tragedia Él llena de jubilo el Universo. Si amas a Dios, no tendrás miedo de nada ni de nadie, porque nada puedes perder y todas las fuerzas del cosmos, serían impotentes para quitarte tu heredad. Si amas a Dios, ya tienes alta ocupación para todos los instantes, porque no habrá acto que no ejecutes en su nombre, ni el mas humilde ni el mas elevado. Si amas a Dios, ya no querrás investigar los enigmas, porque lo llevas a Él, que es la clave y resolución de todos. Si amas a Dios, ya no podrás establecer con angustia una diferencia entre la vida y la muerte, porque en Él estás y Él permanece incólume a través de todos los cambios.

Un pensamiento de José Luis Martín Descalzo

Hoy recurro a la Agenda de San Pablo (¿quién hará algo tan bueno?) para recomendaros un alegre pensamiento. Porque la alegría, pienso yo, es uno de los elementos imprescindibles en la vida de las personas, uno de esos elementos que puede pero no tiene por qué depender de nada, o de casi nada, externo a la propia persona, a no ser que sean otras personas, humanas, divinas o incluso caninas, que de todo hay. Y es que hoy estoy contento, porque sin darme cuenta anoche seguí las recomendaciones del pensamiento o frase-cita que sigue, en un estimulantísimo encuentro con mi familia. Ved, sin más, la reflexión de hoy: «La alegría no es algo que se consiga de una vez para siempre; hay que reconquistarla constantemente» (José Luis Martín Descalzo). José Luis Martín Descalzo fue (es: hay gente que siempre permanece) de esas personas que todo lo hicieron intensamente y todo lo hicieron bien. Sacerdote «pero» culto, como dicen ciertas malas lenguas, vivió fielmente su compromiso sacerdotal, su com...