Hola, corazones.
Llega la Navidad. Soy el primero que va corriendo a todas partes y vive este tiempo con una especie de agobio permanente, pero también con mucha alegría y muchas ganas de vivir. Comparto el pensamiento de Benedicto XVI que el editor de la Agenda San Pablo 2010 escogió para el 24 de diciembre:
«En la actual sociedad de consumo este período sufre, por desgracia, una especie de “contaminación” comercial, que corre el riesgo de alterar su auténtico espíritu, caracterizado por el recogimiento, la sobriedad, una alegría que no es exterior, sino íntima».
No demos tregua a semejante alteración y vivamos la Navidad abiertos al mundo y a la gente, con espíritu festivo y amable, pero también con recogimiento; reuniéndonos para comer y beber, compartiendo y regalando, pero con sobriedad, y celebrando y disfrutando con alegría exterior, pero también íntima.
Si hacemos esto, seguramente nos ocurra lo que afirma, con la rotundidad que sólo los que lo experimentan pueden emplear, el santo Cura de Ars:
«Siempre florece la alegría en el alma unida a Dios» (san Juan María Vianney).
Que así sea. Y feliz Navidad a todos.
Llega la Navidad. Soy el primero que va corriendo a todas partes y vive este tiempo con una especie de agobio permanente, pero también con mucha alegría y muchas ganas de vivir. Comparto el pensamiento de Benedicto XVI que el editor de la Agenda San Pablo 2010 escogió para el 24 de diciembre:
«En la actual sociedad de consumo este período sufre, por desgracia, una especie de “contaminación” comercial, que corre el riesgo de alterar su auténtico espíritu, caracterizado por el recogimiento, la sobriedad, una alegría que no es exterior, sino íntima».
No demos tregua a semejante alteración y vivamos la Navidad abiertos al mundo y a la gente, con espíritu festivo y amable, pero también con recogimiento; reuniéndonos para comer y beber, compartiendo y regalando, pero con sobriedad, y celebrando y disfrutando con alegría exterior, pero también íntima.
Si hacemos esto, seguramente nos ocurra lo que afirma, con la rotundidad que sólo los que lo experimentan pueden emplear, el santo Cura de Ars:
«Siempre florece la alegría en el alma unida a Dios» (san Juan María Vianney).
Que así sea. Y feliz Navidad a todos.
Comentarios
A veces, paseando por la Gran Vía a partir de las 7 de la tarde un día de Navidad te das cuenta de la locura. Me viene a la memoria una décima que escribió San Juan de la Cruz en los muros de su celda:
Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado.
Y con pobre mesa y casa,
en el campo deleitoso,
solo con Dios se compasa
y a solas su vida pasa,
ni envidiado ni envidioso
Un abrazote!