Hola, corazones
Hoy es el tercer día en que no puedo comprar el periódico por la mañana para leerlo en el Metrosauna camino del trabajo. ¿La razón? Mi quiosquero se ha ido de vacaciones, y es el único en una amplia zona que abre tan pronto como para que pueda comprarlo. Cuando lo he comentado, me han llamado quejica, me han dicho que soy un derrochador, por el «dineral» que supone de comprar un periódico cada día, y me han recomendado que lea el periódico en internet. Sí, soy quejica, pero no considero gasto, sino inversión, la compra del periódico, además de gesto solidario y corporativo (los periodistas comemos todos los días), y procuro dedicar mi tiempo en la oficina a trabajar, no a leer la prensa en internet.
Lo cierto es que me gusta leer el periódico por la mañana, sonreírme con la viñeta, asentir –o renegar– con la columna de opinión, maldecir para mis adentros a los políticos de turno, lamentar desgracias y calamidades, solidarizarme con sus sufridos protagonistas, aventurarme en las próximas hazañas cinematográficas que no voy a ver… Lo prefiero, sin duda, a ver caras de sueño, pelos despeinados, gentes no demasiado bien vestidas (menos en verano), trasnochadores derrengados con las copas en la mano y madrugadores aún con las sábanas en la cara, pies desenfundados en horrorosas sandalias (por favor, si enseñas el pie, procura tener las uñas, los talones, los dedos, etc., un poco cuidados). Donde esté un periódico...
Esta semana no voy a proponer frase-cita comentada. Se acercan las vacaciones, y es tiempo de disfrutar y de descansar, y de hacer aquello que no hacemos durante el resto del año, quizá por falta de tiempo. En lugar de frase-cita, voy a proponer un consejo. Tomado de mis Momentos de sabiduría. Concretamente, el número 274, muy apropiado para el comienzo del descanso estival, y que dice así:
«Vive el presente, disfruta con intensidad de tus acciones en el momento en que estas se desarrollan, pon en ellas todos tus sentidos y tu atención. Cuando estés cenando con los amigos, practicando un deporte, visitando un museo o haciendo una excursión por la montaña, por ejemplo, haz exactamente eso y no otra cosa, céntrate exactamente en eso que estás haciendo. A menudo ocupamos el tiempo presente en darle vueltas al pasado o en planificar el futuro, ¡y no percibimos el deleite de lo que estamos haciendo!».
Pues eso.
¡Felices vacaciones a todos!
Hoy es el tercer día en que no puedo comprar el periódico por la mañana para leerlo en el Metrosauna camino del trabajo. ¿La razón? Mi quiosquero se ha ido de vacaciones, y es el único en una amplia zona que abre tan pronto como para que pueda comprarlo. Cuando lo he comentado, me han llamado quejica, me han dicho que soy un derrochador, por el «dineral» que supone de comprar un periódico cada día, y me han recomendado que lea el periódico en internet. Sí, soy quejica, pero no considero gasto, sino inversión, la compra del periódico, además de gesto solidario y corporativo (los periodistas comemos todos los días), y procuro dedicar mi tiempo en la oficina a trabajar, no a leer la prensa en internet.
Lo cierto es que me gusta leer el periódico por la mañana, sonreírme con la viñeta, asentir –o renegar– con la columna de opinión, maldecir para mis adentros a los políticos de turno, lamentar desgracias y calamidades, solidarizarme con sus sufridos protagonistas, aventurarme en las próximas hazañas cinematográficas que no voy a ver… Lo prefiero, sin duda, a ver caras de sueño, pelos despeinados, gentes no demasiado bien vestidas (menos en verano), trasnochadores derrengados con las copas en la mano y madrugadores aún con las sábanas en la cara, pies desenfundados en horrorosas sandalias (por favor, si enseñas el pie, procura tener las uñas, los talones, los dedos, etc., un poco cuidados). Donde esté un periódico...
Esta semana no voy a proponer frase-cita comentada. Se acercan las vacaciones, y es tiempo de disfrutar y de descansar, y de hacer aquello que no hacemos durante el resto del año, quizá por falta de tiempo. En lugar de frase-cita, voy a proponer un consejo. Tomado de mis Momentos de sabiduría. Concretamente, el número 274, muy apropiado para el comienzo del descanso estival, y que dice así:
«Vive el presente, disfruta con intensidad de tus acciones en el momento en que estas se desarrollan, pon en ellas todos tus sentidos y tu atención. Cuando estés cenando con los amigos, practicando un deporte, visitando un museo o haciendo una excursión por la montaña, por ejemplo, haz exactamente eso y no otra cosa, céntrate exactamente en eso que estás haciendo. A menudo ocupamos el tiempo presente en darle vueltas al pasado o en planificar el futuro, ¡y no percibimos el deleite de lo que estamos haciendo!».
Pues eso.
¡Felices vacaciones a todos!
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