El 17 de marzo de 2012 tuve un sueño. Así lo contaba al día siguiente:
Dormí bien, me levanté bien, no tengo sensación ni recuerdo de nada traumático,
no me dolía ninguna parte del cuerpo por agarrotamiento o exceso de tensión. Y
recordaba y sigo recordando el sueño con bastante nitidez, cosa que no me suele
ocurrir. En el sueño no había más personas que yo. Y estaba en mi despacho, en
San Pablo. Tampoco es muy raro, casi todos los días estoy un rato solo, por las
mañanas, hasta que los menos madrugadores van llegando. Lo raro es lo que estaba
haciendo: recoger mis libros, mis fotos, mis portarretratos, mi vaso de lápices,
mis papeles…, copiar mis documentos privados en pendrives y borrarlos del disco
duro… todo con mucha tranquilidad y mucha paz. ¿Será premonitorio?
Y así me contaba poco después una amiga y compañera su doble interpretación del sueño: «1. Traslado inminente... 2. Lotería, bendita lotería».
Pasada la Semana Santa, a
media mañana del miércoles 11 de abril, una llamada del Director General me hizo bajar a
su despacho, para proponerme un
traslado de centro de trabajo y de puesto, para ser Responsable de Promoción, con dedicación a marketing, promoción, publicidad y
relaciones con la prensa (y bases de datos). Nervios y consultas telefónicas, y finalmente ese mismo día acabé aceptando la oferta. No sin recordar el
sueño que de repente se había revelado como premonitorio, y del que hablé mucho durante esos días.
Después de dos días laborables ultimando tareas empezadas y recogiendo y empaquetando mis cosas, finalmente desembarqué con un montón de carpetas, libros y trastos de todo tipo en mi nuevo centro de trabajo. Esta semana ha hecho un año.
Paralelamente a esto, el martes 10 de abril de 2012 recibía en mi correo la hoja de producto de mi libro Momentos de sabiduría. Al día siguiente tenía noticia de su entrada en el almacén. Y el viernes 13, en pleno vértigo laboral, vi el primer ejemplar, en las manos de un amigo y compañero del Coro. En mi nuevo puesto de trabajo, fue el primer libro que tuve que promover: publicidad, carteles, marcapáginas, envíos a prensa... Un libro que me ha dado muchas alegrías, que alcanzó la segunda edición en junio de ese mismo año y que poco antes de cumplir el año superaba la barrera de los diez mil ejemplares vendidos.
Aquellos días de abril de 2012 fueron días de mucha agitación, de muchas emociones, días intensos, únicos. Y en este primer aniversario que estoy celebrando, solo tengo palabras de agradecimiento por todo lo que me ha ocurrido, por la confianza, por los apoyos recibidos, por los errores que he cometido y que me han permitido avanzar.
Se lo debo a mis compañeros, a mis amigos, a mi familia, y a las diez mil personas que tienen ya un ejemplar de Momentos de sabiduría.
¡Gracias!
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Miguel C.