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Un pensamiento de William Somerset Maugham



«Las mujeres ganan peso en los consejos del IBEX».

«Pues que no vayan», me dije para mis adentros más íntimos de mi mismidad interior, pensando en que las pobres estaban engordando a causa de sus puestos como consejeras. Ya después de leerlo dos veces, y sabedor de que estaba en la sección de Economía, pude colegir que el titular quería referirse más bien a la presencia cada vez mayor de las mujeres en los consejos de las empresas del IBEX. Pero aun así no pude menos que imaginarme una mesa de juntas con un montón de hombres y mujeres alrededor, y todas ellas con sobrepeso. ¡Ay, esos cánones de belleza que promueven el estupendismo que tiene como regla máxima la talla 38! ¡Ay, esos cánones ideológicos que tienen como prioridad la igualación mediante tabula rasa! Lo que tiene que haber en los consejos del IBEX son personas inteligentes, capaces y honestas, ya sean hombres o mujeres, entrados en carnes o de huesos marcados.

Que mi cerebro se fuera directamente a pensar en que las mujeres engordaban en los consejos del IBEX puede deberse, en parte, a algunos de los medios de los que se ha nutrido desde la infancia. Que en mi casa siempre haya habido periódicos, más de uno y todos los días, es una de las causas de que yo me esté convirtiendo en ese bicho raro que lleva periódico de papel en el Metro por las mañanas. Que en mi casa hayan entrado de manera periódica revistas de temas muy variados (de moda, de decoración, de cocina, militares, de música, de arte, de motor, de pensamiento contracultural juvenil…) es una de las causas de que yo tenga un ligero conocimiento de muchas cosas pero no destaque en el dominio de ninguna de ellas. De hecho, mi conocimiento de algunos temas depende casi directamente del tiempo que cada una de esas revistas estuviera en mis manos: sin tener ni idea, sé muchísimo más de cocina o decoración que de coches o de temas militares… En fin, dime qué has leído de pequeño y te diré hacia dónde derivará tu cerebro cuando se encuentra ante un titular de prensa equívoco…

Después de esto, quería comentar alguna frase-cita sobre las apariencias, pero me debato entre el «la apariencia es reflejo de la actitud interior», el «las apariencias engañan» y el «a quién le importa como yo vaya», que las tres tienen su punto de veracidad. Así que mejor comento una frase-cita de otro tema más sencillo:


Así de entrada parece que don Guillermo podría tener razón, ¿verdad? Leer te da enseñanzas, argumentos, te abre a otras experiencias, a otros mundos, a otros modos de razonar. Claro. Siempre que la lectura sea consciente. 

Porque imaginemos que sucede lo que leemos, o lo que entendemos al leer. De ser así, todas las mujeres de los consejos de administración de las empresas del IBEX serían ahora igual de capaces, inteligentes y honestas, pero además enormemente rechonchas.

Pero aun así, parece que don Guillermo podría tener razón, ¿verdad? Leer te da enseñanzas, argumentos, te abre a otras experiencias, a otros mundos, a otros modos de razonar. Claro. Siempre que la lectura sea adecuada.

Porque imaginemos que solo leyera, pongamos por caso, novelas de quiosco. De ser así el IBEX podría ser un lujoso hotel de cinco estrellas en Acapulco, o un centro de rehabilitación para superestrellas en California, y todas las mujeres que pasaran por allí tendrían, pese a disfrutar de los amores de un guapo empresario o de un atractivo cirujano, un problema añadido de sobrepeso.

Aun así, mira que soy pesado, don Guillermo puede que tenga razón. Hombre, claro que la tiene. Yo, desde luego, gracias a las lecturas que he hecho y hago, me he labrado un refugio ante gran parte de las miserias de la vida. Un refugio sólido, al menos suficientemente sólido, en lo emocional. Mis Momentos de sabiduría y la capacidad que tengo de reírme de mí mismo forman parte de ese refugio que procede de lo que he leído (y de lo que he vivido). Y que sigue en construcción. 

Y además es un refugio muy bonito, gracias sobre todo al Nuevo Estilo y a otras revistas de decoración; un refugio un poco recargado, eso sí, porque soy más barroco que minimalista, pero muy bonito. Cada vez más… 

¿Veis como hay que saber reírse de uno mismo?

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