[Reseña de mis Momentos de sabiduría aparecida en Betania.es y firmada por Ángel Gómez Escorial]
Tengo que reconocer que me sorprendió, desde el primer momento, este libro, este librito. Con su formato mínimo al estilo de muchas ediciones del Kempis o de Camino, de san Josemaría Escrivá... Pequeños párrafos numerados del 1 al 278. No es un libro especialmente religioso. No se trata de un libro para fomentar devociones. Es un tratado para aprender a vivir. Exhalando una madurez y conocimiento del alma humana que, desde luego, llama la atención.
Tengo que reconocer que me sorprendió, desde el primer momento, este libro, este librito. Con su formato mínimo al estilo de muchas ediciones del Kempis o de Camino, de san Josemaría Escrivá... Pequeños párrafos numerados del 1 al 278. No es un libro especialmente religioso. No se trata de un libro para fomentar devociones. Es un tratado para aprender a vivir. Exhalando una madurez y conocimiento del alma humana que, desde luego, llama la atención.
Es muy difícil sustraerse a su lectura y aunque uno sospecha que sería mejor paladear o abrir meditación con cada uno de los consejos, pues esto último se pretende dejar para después. Pero no se para. Al final, me leí casi el libro de un tirón, experimentando un total acuerdo con lo que se decía, aunque no lo hubiera meditado. Pensé –y así tendré que hacerlo– que ya habría tiempo para volver hacia atrás.
Insisto: los temas tratados, las opiniones vertidas, no marcan –como decía– un camino religioso especifico, aunque se cite a Dios, claro está. Y hay, pues, muchas respuestas interesantes y útiles. Podría pensarse, asimismo, que es un volumen educativo dirigido para los jóvenes... Pero no es así. Es valido para todo el mundo sin importar edad u otras características más o menos diferenciadoras. Merece la pena hacerse con este Momentos de Sabiduría pues seguro que aporta algo a cualquier tipo de lector.
Cuenta con una introducción breve que explica el origen de este proyecto, que, sin duda, tiene algo de singular. Dice Álvaro Santos que es como un homenaje a la obra de Amado Nervo: Plenitud, la cual le ha acompañado desde su adolescencia. Y explica enseguida que no es psicólogo, ni sacerdote, ni filosofo. Es un periodista que lleva años en Ediciones San Pablo como editor de agendas y que ese trabajo conlleva aportar algunos textos y la búsqueda de otros dedicados a ilustrar cada jornada... Está bien ese aprendizaje. Ahora, desde hace poco tiempo es el responsable de promoción de la editorial. Pues ahí queda... Y decir que voy a terminar como empecé expresando la sorpresa –desde luego muy positiva– para la obra que aquí presentó hoy.
Ángel Gómez Escorial
Nº 747
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