Ir al contenido principal

Un pensamiento de Gabriel García Márquez y otro de Cicerón

Hola, corazones.


Hoy la premura me pide brevedad. Así que me meteré un momento a meteorólogo para anunciar el tema de la frase-cita y haré un escueto comentario posterior. Auguro que entre hoy, 25 de mayo, y el domingo 10 de junio, va a llover al menos un día, seguramente más, al menos en Madrid capital. ¿Por qué digo eso? Porque hoy se inaugura la siempre pluvial Feria del Libro de Madrid. Hace ya muchos años que participo en ella: como cliente, desde mi más tierna infancia; como miembro de un equipo editorial, desde hace ya una mayoría de edad; como vendedor, desde hace ya ¿diez? años… Este año, además, he montado la caseta (ya lo hice una vez, y es una experiencia) y voy a estar en la inauguración (aunque seguramente los Príncipes no se van a enterar de que estoy ahí). Y participo, además, como autor. Mañana, sábado 26, por la mañana, firmo mis Momentos de sabiduría en la caseta 221. (Que por cierto, está tan al final como el año pasado, lo que significa dos años consecutivos de castigo, con lo buenos que menos sido nosotros).


En fin, vamos con la (o las) frase-cita:


«Nunca releo mis libros, porque me da miedo» (Gabriel García Márquez).


Bueno, don Gabriel, no es para tanto. Sus libros no dan miedo. Pero le comprendo a usted: a ver si he dicho algo que no es verdad, a ver si al final aparece la errata, a ver si hay un pensamiento contradictorio, o mal expresado. Eso me da miedo. Pero aun así, me lanzo y releo mi libro (aún no puedo decir “mis libros”) y me sorprendo a mí mismo, porque me leo cosas que debería comenzar a aplicar sobre mi vida inmediatamente, cosas que parecen escritas expresamente para mí. Entonces lo que me da miedo es que pueda convertirme en un referente para nadie, ¡si ni yo mismo soy capaz de seguir en mi vida lo que aconsejo! Pero miedo, lo que se dice miedo, don Gabriel, no creo que haya que tener. Los libros no muerden.


«Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma» (Cicerón).


Gran verdad esta. Al menos a mí me deprime enormemente ver esos reportajes en televisión, o en la prensa del corazón, cuando algún famoso sale enseñando sus casas, ya sean mansiones jolivudianas, palazzos toscanos, villas mediterráneas o bungalows ibicencos. Por lo común, todos esos reportajes tienen dos cosas que me espantan: entre las antigüedades o las modernidades, los muebles y objetos decorativos maravillosos o vomitivos, los libros brillan por su ausencia más absoluta; al igual que brillan por su ausencia los zapatos en los anfitriones, que se vanaglorian de ser naturales y sencillos porque posan descalzos en el salón de caza, en el cuarto de música o en el pabellón de invitados. Claro, los pobres, se lo gastaron todo en la casa, y se les acabó el presupuesto para calzarse y para poner una estantería (ese mueble donde usted pone los trofeos pero que también sirve para poner libros).


Independientemente del virulento ataque que acabo de realizar, vivo convencido de que Cicerón tiene razón. Porque la tiene. Un hogar sin libros es un lugar desangelado, frío, yermo, vacío, aburrido, deseperante… Salgan rápidamente todos ustedes a darle vida y calor a su casa y compren libros en la Feria del Libro. Y léanlos. Verán cómo, a poquito que se esfuercen, su casa se verá radiante y su alma, su mente, su corazón, se henchirá.


Y si usted ya era de los que lee, de los que tiene libros, de los que disfruta con esa maravillosa creación del cerebro humano llamada libro, reciba mi más sincera enhorabuena. Ahora sólo falta que en su estantería aparezca un día un pequeño y humilde compañero para sus libros. Uno que se llama Momentos de sabiduría. Yo mismo se lo vendo y se lo dedico (soy una especie de Juan Palomo). Le espero, no me falle.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Te cito esta frase: "me leo cosas que debería comenzar a aplicar sobre mi vida inmediatamente". Lo mismo me pasa a mi con las cosas que intento enseñar a mis hijos. De repente me veo pensando que lo que le he dicho a la niña me venía a mi bien ponerlo en práctica.
Supongo que tenemos un "yo real" y un "yo ideal" que normalmente no coinciden. Es la lucha interna de cada uno entre lo que soy y lo que me gustaría ser.

Entradas populares de este blog

Un pensamiento de Arthur Schopenhauer

Buenos días, queridos amigos. La semana ha sido intensa, amén de tensa. La crispación ha estado rondándome a diario, mañana, tarde y, sobre todo, noche en forma de contracturas, carencia de relajación muscular (¿pero, de verdad tengo músculos?, no sabía) y dificultad de conciliar el sueño. Factores varios han hecho posible tal convergencia de calamidades sobre mi cuello. El menos importante, quizá, es el que va a dar pie a la reflexión de hoy, debido a que ha sido recurrente hasta alcanzar un elevado grado de pesor. Me explico: veo poco la televisión, pero cuando lo hago, aunque no quiera, aparece cierto personaje femenino, con cara de arenque ahumado pasado de fecha y un carácter que nunca ha conocido virtud alguna, lanzando burdeces por su orificio bucal. Y mi pregunta siempre ha sido: ¿qué tiene esta tipa para salir a todas horas, todos los días, en todos los programas y revistas de zafiedad (antes sociedad)? Una respuesta podría ser «dinero y desvergüenza», y quizá esa sea la respu

Si amas a Dios, de Amado Nervo

Este es uno de los más hermosos poemas en prosa de Amado Nervo; pertenece a su obra Plenitud. Si amas a Dios, en ninguna parte has de sentirte extranjero, porque Él estará en todas las regiones, en lo mas dulce de todos los paisajes, en el limite indeciso de todos lo horizontes. Si amas a Dios, en ninguna parte estarás triste, porque, a pesar de la diaria tragedia Él llena de jubilo el Universo. Si amas a Dios, no tendrás miedo de nada ni de nadie, porque nada puedes perder y todas las fuerzas del cosmos, serían impotentes para quitarte tu heredad. Si amas a Dios, ya tienes alta ocupación para todos los instantes, porque no habrá acto que no ejecutes en su nombre, ni el mas humilde ni el mas elevado. Si amas a Dios, ya no querrás investigar los enigmas, porque lo llevas a Él, que es la clave y resolución de todos. Si amas a Dios, ya no podrás establecer con angustia una diferencia entre la vida y la muerte, porque en Él estás y Él permanece incólume a través de todos los cambios.

Un pensamiento de Aristóteles

Buenos días, queridos amigos. No tengo hoy demasiadas ganas de pensar, espero que sepáis perdonarme. Así que me he enganchado al envío diario de Proverbia.net y he agarrado la primera frase que he visto, que responde a la categoría de «sueños» (un día hablaremos de cómo en Proverbia.net clasifican las frases según temas y categorías de una forma que a veces me resulta aleatoria: «Dios te lo pague», un suponer, lo clasificarían en «Dios», lógicamente, pero tampoco sería nada raro que apareciera en «paga», «sueldo», o «retribución»). Y aunque la frase-cita no habla más que de un tipo de sueños, y yo estoy ahora más cerca de las pesadillas o del insomnio que del onírico placer o de la eternidad de la ensoñación, he apuntado la frase, a ver qué sacamos de ella. «Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo» (Aristóteles). Ya digo que no tengo muchas ganas de pensar. Y para quien no desea p