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La higuera, de Juana de Ibarbourou

Este es un poema que me acompaña casi desde mi infancia. No puedo menos que dar gracias por haber tenido la dicha de leerlo, de saborearlo.




Porque es áspera y fea,

porque todas sus ramas son grises

yo le tengo piedad a la higuera.


En mi quinta hay cien árboles bellos,

ciruelos redondos,

limoneros rectos

y naranjos de brotes lustrosos.


En las primaveras

todos ellos se cubren de flores

en torno a la higuera.

Y la pobre parece tan triste

con sus gajos torcidos, que nunca

de apretados capullos se viste...


Por eso,

cada vez que yo paso a su lado

digo, procurando

hacer dulce y alegre mi acento:

"Es la higuera el mas bello

de los árboles todos del huerto".


Si ella escucha,

si comprende el idioma en que hablo,

¡Que dulzura tan honda hará nido

en su alma sensible de árbol!


Y tal vez, a la noche,

cuando el viento abanique su copa,

embriagada de gozo le cuente:

"Hoy a mí me dijeron hermosa".

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